Más sobre la legalización

Martes, 17 de abril de 2012

Un lector me escribió para hacer un comentario sobre mi artículo del lunes.

Me dice que, si hay un país cuya colaboración en el avance hacia la legalización es imprescindible (y sabemos que legalización es un término amplio que abarca un abanico de propuesta más o menos radicales), ese país es Estados Unidos.

Esto es verdad y yo lo he dicho explícitamente. Un cambio de paradigma en la lucha antinarcóticos es imposible sin el liderazgo de Estados Unidos.

Pero eso no cambia el punto central de mi artículo. Países que tienen una clara posición en contra de la legalización como Perú, Nicaragua y El Salvador o hasta hace poco Colombia y México no se resisten a este tipo de políticas porque tienen una actitud servil hacia Estados Unidos o porque estén colonizados, sino por una serie de razones que van desde la convicción y la política interna a las presiones electorales y los intereses económicos.

A mí no me queda la menor duda, por ejemplo, que Álvaro Uribe piensa genuinamente que la legalización no es el camino (así yo piense que esté equivocado). De lo contrario, no estaría todavía criticando apasionadamente esta alternativa.

Los países de la región tienen el espacio para apoyar propuestas que se inclinen hacia la legalización o promover el debate como lo han hecho Santos y Chinchilla (sin que Estados Unidos mueva un dedo para castigarlos).

¿Que Estados Unidos puede en un futuro tomar injustas represalias cancelando o reduciendo, por ejemplo, paquetes de ayuda económica? Si, pero esta es la naturaleza de cualquier negociación entre un socio fuerte y uno débil. Llamar esto imperialismo o colonialismo o servidumbre es una exageración.

Lo cual no quiere decir que, cuando ocurre, debemos callar y no criticarlo.

Sacaron la placa de la CIA

Martes, 17 de abril de 2012

Sé que el escándalo del Servicio Secreto es un asunto serio y vergonzoso, pero no pude evitar reírme con este testimonio de una persona que presenció los hechos en primera fila (0,15 ):

Nunca me he creído el cuento de que los norteamericanos son menos liberales que los europeos en este tipo de cosas (contratar prostitutas). Mi percepción es simplemente que en Europa  la gente no se esfuerza tanto en tener una doble vida (la pública y la privada) con un universo de estándares, principios y valores totalmente distinto en cada vida.

Es decir, los europeos son más honestos públicamente sobre los vicios de su vida privada.

El mito de la independencia

Lunes, 16 de abril de 2012

Quiero añadir un ejemplo para ilustrar mejor el punto central de las dos notas anteriores: la fallecida propuesta del ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas).

Además de los miembros del ALBA, muchos analistas calificaron al ALCA en su momento como un intento de Estados Unidos de imponer a América Latina su política comercial. Algunos incluso hablaban como si se tratara de un plan sofisticado del imperio para colonizar a la región a través de la firma de TLC.

Cuando los latinoamericanos, liderados por Chávez y Néstor Kirchner, decidieron matar la propuesta, muchos dijeron, como dice ahora Guillermoprieto, que América Latina “por fin estaba firmando su declaración de independencia.”

¿Por qué estos argumentos eran y siguen siendo ridículos?

En primer lugar por la subestimación del rol que juegan las clases gobernantes latinoamericanas en la firma o promoción de estos acuerdos. En estos argumentos estas clases quedan prácticamente reducidas a masas sumisas y narcotizadas que Estados Unidos puede manipular y dirigir para avanzar sus propios intereses.

No cabe la posibilidad de que los gobernantes de Perú o Colombia creyesen sinceramente que los TLC impulsan el desarrollo de sus países, atrayendo mayor inversión o promoviendo la transferencia de tecnología. Tampoco que existan coincidencias entre los gobernantes latinoamericanos y los estadounidenses en su visión de la globalización y el comercio internacional. Y mucho menos que los latinoamericanos puedan aprovecharse de las divisiones y pugnas en la clase política de Estados Unidos para aprobar estos tratados.

No. El asunto era como los gringos han encontrado nuevas formas de colonialismo.

En segundo lugar estos argumentos ignoran que la iniciativa de un comercio hemisférico más libre ha venido de América Latina, no sólo de Estados Unidos.

Después de todo, fue el ex presidente Carlos Salinas de Gortari el que, en 1990, propuso a Bush padre un TLC entre México y Estados Unidos que luego resultó en el TLCAN (o NAFTA). Fueron los chilenos los que presionaron a tres administraciones estadounidenses para firmar un TLC. Fueron los centroamericanos los principales promotores del TLCAC (o CAFTA) y fueron los presidentes latinos los que, en la cumbre de Miami de 1994, venciendo el escepticismo de Estados Unidos, pusieron el ALCA en el centro de la mesa de negociaciones.

Como ha dicho Richard Feinberg, los TLC y el ALCA son en gran parte made in Latin America.

El problema, claro, es que esta verdad no cuadra con la narrativa imperial que mucho quieren creer.

Los errores de la gente muy seria

Lunes, 16 de abril de 2012

Alma Guillermoprieto

Alma Guillermoprieto en The New York Review of Books:

As a normally pro-forma gathering of hemispheric leaders gets under way in Cartagena, Colombia, this weekend, Latin America could instead be approaching its declaration of independence from the United States. For the first time, the region might come out against a US policy. The change in what seemed to be an immovable subservience has come gradually, but the immediate cause is drugs, and the surprising agent is Otto Pérez Molina, retired general, former intelligence chief, graduate of the Pentagon’s School of Americas, and now the new president of Guatemala.

En primer lugar déjenme aclarar algo: no se puede subestimar la importancia de esta creciente apertura a discutir alternativas al enfoque actual en la guerra contra las drogas, alternativas que, por supuesto, incluyen el tema de la legalización.

He escrito sobre este tema y mi posición sigue siendo la misma.

Pero, así coincida en esto con Alma Guillermoprieto, este párrafo me pareció asombroso en su necedad y estupidez.

Es poco serio decir que América Latina está por “primera vez” desafiando una política de Estados Unidos o abandonando un pasado de “inamovible servidumbre” por este llamado a debatir alternativas en la lucha antinarcóticos.

Lo de “primera vez” no lo voy a discutir porque ya lo he hecho muchas veces antes. Pero escuché exactamente lo mismo hace poco cuando Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador y Chile decidieron reconocer oficialmente un estado de Palestina. Y también cuando los latinoamericanos mataron al ALCA, en el momento en que Estados Unidos lo promovía y apoyaba (porque al principio EEUU, no hay que olvidar,  veía el ALCA con escepticismo); y en relación al creciente comercio con China….

Pero me estoy desviando; déjenme enfocarme en el tema de la drogas.

Como Estados Unidos, muchos países latinoamericano se oponen de plano a la legalización, aunque dicen, también como los norteamericanos, estar dispuestos a debatir.

¿Por qué se oponen? ¿Porque, como sugiere Alma Guillermoprieto, la región apenas comienza a romper las cadenas de su “inamovible servidumbre”?

Quizá. Pero díganle esto a Daniel Ortega, uno de los líderes que se opone a la legalización, o al nacionalista Ollanta Humala, o a Mauricio Funes y el FMLN.

Incluso Calderón, que ahora se está abriendo al debate, hace relativamente poco arremetió contra Cardoso, Zedillo y Gaviria por asomar los puntos que el fin de semana Juan Manuel Santos asomó en la Cumbre.

Uno se pregunta, además, por qué si estos líderes -Humala, Ortega, Funes- se plegan sumisamente a la política de EEUU en la guerra antinarcóticos, no hacen lo mismo en otros asuntos como el embargo a Cuba o las Malvinas, donde los norteamericanos están prácticamente solos. O porque Ortega desafía abiertamente a los Estados Unidos en su relación con Irán.

En el fondo Guillermoprieto comete el más común de los errores: ver a los líderes latinoamericanos como niños idiotas incapaces de tomar sus propias decisiones y tener sus propias convicciones.

Para ella parece impensable que estos líderes rechacen la legalización, sea por convicción o por política interna o presiones electorales, porque una posición tan equivocada no puede originarse dentro de América Latina. Tiene que ser obra de Washington.

Paul Krugman a cada rato dice que hay Gente Muy Seria (Very Serious People) que se la pasan diciendo disparates y se salen con la suya porque su reputación los escuda y pocos se atreven a cuestionarlos y señalar sus errores.

Difícil encontrar un mejor ejemplo.

Implícito paternalismo

Viernes, 13 de abril de 2012

En un evento en Diálogo Interamericano, Moisés Naím dijo algo muy cierto.

Discutiendo un nuevo reporte del IAD sobre las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, Moisés comentó que es deprimente el contraste entre los grandes cambios que sacuden a los países de América Latina y el estancamiento de las políticas de Estados Unidos hacia la región.

El despegue de Brasil, la sorpresiva tendencia hacia el pragmatismo político, las crisis de violencia e inseguridad, y ¿qué hace Estados Unidos? Sigue con las mismas políticas de hace diez años.

Al mismo tiempo, Moisés hace algo que pocas veces hacen los expertos en la región en Washington: voltea el argumento y dice que las políticas de Estados Unidos no son las únicas que están estancadas. Muchos países de América Latina siguen empeñados en mirar hacia Estados Unidos para buscar soluciones a sus problemas.

Por ejemplo, ¿cuáles van a ser los principales temas de la Cumbre de las Américas?

Seguramente la lucha antinarcóticos y Cuba, y ambos temas van a desviar los focos de lo que pueden o no pueden hacer los latinoamericanos hacia lo que hace o deja de hacer Estados Unidos. En el caso de Cuba el embargo y la ausencia de la isla en la Cumbre acapararán toda la atención. Y en el caso de la droga el alto consumo de Estados Unidos y el rechazo de la administración Obama a la legalización (es revelador que no mucha gente sabe que en América Latina no hay conscenso sobre este tema).

Sin ir demasiado lejos, el embargo mismo es un ejemplo de esta mentalidad. Después de décadas de bloqueo, uno esperaría que los cubanos finalmente se convencieran de que la política en Estados Unidos no va a cambiar y que, a raíz de eso, buscaran activamente alternativas; idear cómo darle la vuelta al asunto, como lo han hecho los colombianos con el embargo que les impuso Chávez.

Uno esperaría que arribaran a la conclusión de que lo que hagan o no hagan lo demás no puede ser un pretexto para sus fracasos.

Pero Cuba es como ese hijo que llega a viejo echándole la culpa de sus fracasos y frustraciones a los errores que cometieron sus padres cuando lo criaron.

Como ese hijo son los grandes líderes antiimperialistas de nuestra región.