La llamadita

Miércoles, 18 de abril de 2012

De la edición de ayer de Tal Cual,

Ayer el portal Noticias24 publicó una nota donde informaba acerca de la detención de un supuesto escolta del conductor de La Hojilla, Mario Silva, por haber participado de un robo en Guarenas. Al tratar de leer la nota, el enlace daba a una calle ciega digital. Minutos más tarde, hasta el titular desapareció. ¿Quién habrá hecho la “llamadita” correspondiente? ¿Por qué la información fue desaparecida en vez de ser desmentida, si fuera el caso?

Todavía recuerdo cuando, con pruebas en mano, argumentaba que el gobierno le había echado mano a Noticias 24 y varios amigos me llamaban paranoico.

Cómo volverse invisible

Miércoles, 18 de abril de 2012

Estuve un rato paseando por todos los medios oficiales que conozco y no vi una sola noticia sobre el ex juez del TSJ Eladio Aponte, ahora revelando todo lo que sabe sobre el narcogobierno venezolano a funcionarios de la DEA.

Para el oficialismo Eladio Aponte dejó de existir. La noticia principal es el apoyo de Chávez a la estatización de YPF.

El gobierno de Cuba, por cierto, no ha aplaudido este “acto soberano” como lo ha hecho Venezuela, vaya usted a saber el porqué.

Más sobre la legalización

Martes, 17 de abril de 2012

Un lector me escribió para hacer un comentario sobre mi artículo del lunes.

Me dice que, si hay un país cuya colaboración en el avance hacia la legalización es imprescindible (y sabemos que legalización es un término amplio que abarca un abanico de propuesta más o menos radicales), ese país es Estados Unidos.

Esto es verdad y yo lo he dicho explícitamente. Un cambio de paradigma en la lucha antinarcóticos es imposible sin el liderazgo de Estados Unidos.

Pero eso no cambia el punto central de mi artículo. Países que tienen una clara posición en contra de la legalización como Perú, Nicaragua y El Salvador o hasta hace poco Colombia y México no se resisten a este tipo de políticas porque tienen una actitud servil hacia Estados Unidos o porque estén colonizados, sino por una serie de razones que van desde la convicción y la política interna a las presiones electorales y los intereses económicos.

A mí no me queda la menor duda, por ejemplo, que Álvaro Uribe piensa genuinamente que la legalización no es el camino (así yo piense que esté equivocado). De lo contrario, no estaría todavía criticando apasionadamente esta alternativa.

Los países de la región tienen el espacio para apoyar propuestas que se inclinen hacia la legalización o promover el debate como lo han hecho Santos y Chinchilla (sin que Estados Unidos mueva un dedo para castigarlos).

¿Que Estados Unidos puede en un futuro tomar injustas represalias cancelando o reduciendo, por ejemplo, paquetes de ayuda económica? Si, pero esta es la naturaleza de cualquier negociación entre un socio fuerte y uno débil. Llamar esto imperialismo o colonialismo o servidumbre es una exageración.

Lo cual no quiere decir que, cuando ocurre, debemos callar y no criticarlo.

Sacaron la placa de la CIA

Martes, 17 de abril de 2012

Sé que el escándalo del Servicio Secreto es un asunto serio y vergonzoso, pero no pude evitar reírme con este testimonio de una persona que presenció los hechos en primera fila (0,15 ):

Nunca me he creído el cuento de que los norteamericanos son menos liberales que los europeos en este tipo de cosas (contratar prostitutas). Mi percepción es simplemente que en Europa  la gente no se esfuerza tanto en tener una doble vida (la pública y la privada) con un universo de estándares, principios y valores totalmente distinto en cada vida.

Es decir, los europeos son más honestos públicamente sobre los vicios de su vida privada.

El mito de la independencia

Lunes, 16 de abril de 2012

Quiero añadir un ejemplo para ilustrar mejor el punto central de las dos notas anteriores: la fallecida propuesta del ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas).

Además de los miembros del ALBA, muchos analistas calificaron al ALCA en su momento como un intento de Estados Unidos de imponer a América Latina su política comercial. Algunos incluso hablaban como si se tratara de un plan sofisticado del imperio para colonizar a la región a través de la firma de TLC.

Cuando los latinoamericanos, liderados por Chávez y Néstor Kirchner, decidieron matar la propuesta, muchos dijeron, como dice ahora Guillermoprieto, que América Latina “por fin estaba firmando su declaración de independencia.”

¿Por qué estos argumentos eran y siguen siendo ridículos?

En primer lugar por la subestimación del rol que juegan las clases gobernantes latinoamericanas en la firma o promoción de estos acuerdos. En estos argumentos estas clases quedan prácticamente reducidas a masas sumisas y narcotizadas que Estados Unidos puede manipular y dirigir para avanzar sus propios intereses.

No cabe la posibilidad de que los gobernantes de Perú o Colombia creyesen sinceramente que los TLC impulsan el desarrollo de sus países, atrayendo mayor inversión o promoviendo la transferencia de tecnología. Tampoco que existan coincidencias entre los gobernantes latinoamericanos y los estadounidenses en su visión de la globalización y el comercio internacional. Y mucho menos que los latinoamericanos puedan aprovecharse de las divisiones y pugnas en la clase política de Estados Unidos para aprobar estos tratados.

No. El asunto era como los gringos han encontrado nuevas formas de colonialismo.

En segundo lugar estos argumentos ignoran que la iniciativa de un comercio hemisférico más libre ha venido de América Latina, no sólo de Estados Unidos.

Después de todo, fue el ex presidente Carlos Salinas de Gortari el que, en 1990, propuso a Bush padre un TLC entre México y Estados Unidos que luego resultó en el TLCAN (o NAFTA). Fueron los chilenos los que presionaron a tres administraciones estadounidenses para firmar un TLC. Fueron los centroamericanos los principales promotores del TLCAC (o CAFTA) y fueron los presidentes latinos los que, en la cumbre de Miami de 1994, venciendo el escepticismo de Estados Unidos, pusieron el ALCA en el centro de la mesa de negociaciones.

Como ha dicho Richard Feinberg, los TLC y el ALCA son en gran parte made in Latin America.

El problema, claro, es que esta verdad no cuadra con la narrativa imperial que mucho quieren creer.