¿Todo sería mejor?

Viernes, 28 de febrero de 2014

Me gustaría hacer algunos puntos adicionales y los voy a ir soltando poco a poco.

En privado varios amigos me han dicho que las protestas le han dado un pretexto al gobierno para culpar creíblemente a la oposición de la inminente catástrofe económica.

¿Estoy de acuerdo?

No. Este argumento supone que, de no haber habido protestas, la acentuación de la crisis económica hubiese llevado al gobierno a un estado de descomposición que, magicamente, en ver de haber llevado a violencia, protestas y represión, hubiese resultado en una transición pacífica y ordenada. (Y que el gobierno no hubiese buscado otros chivos expiatorios -¿la gente ya olvidó Daka?).

Yo más bien especularía lo contrario. Mientras más débil se sienta el gobierno, más feroz será la represión.

No-antagonismo y sostenibilidad

Lunes, 24 de febrero de 2014

Creo que tiene razón Econ_Vzla. Leo su respuesta y creo que no estamos tan en desacuerdo como parece.  Más aún, algunos los puntos que traté de expresar él los expresó con mayor elocuencia.

Sí me incomodan un poco la última serie de preguntas, pero no lo suficiente como para extender el debate y aburrirlos.

Pero debo decir que la historia rara vez es un cuento moral.

Econ_Vzla dice:

Cuándo mencioné el tema en nuestro intercambio puse el énfasis en que #LaSalida, cualquier salida debe ser sostenible o no será salida. Me refería con eso a que la construcción de una mayoría “nocional”, que va ciertamente más allá del tema numérico -electoral-. Esta mayoría “nocional”  es una versión blanda de lo que pudiera ser el respaldo popular. Y con mayoría nocional me refiero a que si la protesta pretende ser la mecha que desencadene un cambio de régimen –la oferta original de #LaSalida- ésta debe ser percibida como no-antagónica a los problemas y anhelos de una amplia base social. No me refiero a que la protesta debe recibir el apoyo duro, ni siquiera la simpatía tipo ni-ni, me refiero a que la protesta debe ser percibida como que está conectada, que se preocupa por el padecer de las mayorías.

Sé que estarás de acuerdo con que esta condición de no-antagonismo es necesaria para la sostenibilidad de cualquier cambio en cualquier escenario, desde un triunfo electoral en 2015, 2016 o 2019, hasta las diferentes vías previstas en la Constitución, pasando incluso por la vía insurreccional.

Sería bueno que la sostenibilidad de cualquier cambio dependiera de una condición de no-antagonismo. Pero pónganse a ver. ¿Cuál ha sido el gobierno más antagónico de los últimos cincuenta años? ¿Cuál ha sido el único gobierno que ha satanizado y deshumanizado sistemáticamente al otro bando? ¿Cuál gobierno ha prácticamente convertido la deshumanización en sú único modo de expresión? ¿A cuál no le ha importado nada lo que piensa o padece la otra mitad del país?

¿Y no ha durado ese régimen ya quince años?

Lo que debería ser y lo que nos gustaría que fuera es una cosa. Otra cosa es lo que es.

¿La calle se vuelve consenso?

Lunes, 24 de febrero de 2014

Quiero comentar algunas cosas sobre los inteligentes comentarios de Lisette y @Econ_Vzla, pero la crisis se ha acentuado y quiero hacer primero unos puntos.

En primer lugar, debemos dejar claro una cosa: ningún líder de oposición ha hecho un llamado a la violencia o apoyado las guarimbas y las barricadas. Al contrario: todos han hecho un llamado explícito a la manifestación pacífica. En estos coinciden radicales y moderados.

Segundo, en un escenario de protestas como el de ahora es difícil tener control sobre todos los factores y erradicar la guarimba y barricadas. Lo importante es que el liderazgo rechace estos métodos -y quizá deben hacerlo con mayor fuerza.

Veo a algunos comentadores y periodistas que, cada vez que hay un golpe represivo o guarimbas, sugieren que la culpa es de los defensores de la manifestaciones (“¿Esto es lo que querían? ¿Esto es lo que promueven?”). Esto es injusto. (Tan injusto como calificar a los críticos de las guarimbas como enemigos de las protestas). Y sorprende que los que tácitamente igualan promover la protesta a promover la guarimba sean los mismos que celebraron la marcha del sábado. Si llamar a la manifestación pacífica y continuada acarrea un riesgo de guarimba, y puede motivar una respuesta excesiva del gobierno (un riesgo que siempre va a existir), ¿no fue lo del sábado una imprudencia en este momento álgido? En este sentido hay que ser más consistente y no adoptar posturas cómodas.

Tercero, decenas de miles de personas saliendo a la calle a manifestar parece haber zanjado las diferencias en el liderazgo opositor y forjado algo cercano a un nuevo consenso. Todos han coincidido en llamar a la protesta pacífica y continuada. Esto es un cambio.

¿Nuevo consenso?

Sábado, 22 de febrero de 2014

Sobre la marcha de hoy, Ewald Scharfenberg escribe en El País:

“No a la represión y a la violencia”, era el lema del evento que dominaba la tarima principal. Allí tomaron la palabra el dirigente estudiantil Juan Requesens, la esposa del hoy prisionero Leopoldo López, Lilian Tintori, los líderes de la Mesa de la Unidad Democrática, María Corina Machado y Antonio Ledezma, y los gobernadores de los estados de Lara y Miranda, Henri Falcón y Henrique Capriles Radonski. Todos coincidieron en llamar a la protesta pacífica y continuada.

No escuché todos los discursos, pero si esto es verdad es sorprendente. Nadie, nadie en el liderazgo opositor ha estado a favor de la manifestación violenta o la guarimba.

Cuando los pesimistas tienen la razón

Sábado, 22 de febrero de 2014

Un paréntesis para comentar otro asunto.

Hace poco, hablando del éxito diplomático de Cuba en la cumbre de la CELAC, Vicente Palacios escribió en El País:

Quizá esta partida de la CELAC en La Habana no la haya ganado el castrismo. Hay un reverso de su éxito diplomático, y es que posiblemente, de manera progresiva, los vecinos le van a exigir más al régimen en libertades y derechos, y resultados. Ese es el precio que tienes que pagar cuando te sacan del aislamiento y permites que te legitimen otros.

Palacios parece haber vivido en una cueva oscura sin acceso a nada durante una década. Miren a Venezuela, un país plenamente incorporado a la comunidad latinoamericana de naciones. Y miren cómo prácticamente ningún país se ha pronunciado sobre la represión a las protestas (incluyendo torturas), el asalto a la sede de partidos, la persecusión y encarcelamiento de líderes políticas, el uso de grupos paramilitares para intimidar, la censura a los medios, etc. Venezuela literalmente se ha convertido en una dictadura de las viejas en las últimas semanas y -excepto Panamá y Chile- nadie ha asomado una crítica.

No quiero decir con esto que EEUU y la Unión Europea deben seguir con la misma política hacia Cuba. Palacios tiene razón en proponer un cambio. Pero es terriblemente ingenuo pensar que el costo que va a pagar la isla por salir del aislamiento es presión por parte de sus vecinos.