Sábado, 22 de febrero de 2014
Un paréntesis para comentar otro asunto.
Hace poco, hablando del éxito diplomático de Cuba en la cumbre de la CELAC, Vicente Palacios escribió en El País:
Quizá esta partida de la CELAC en La Habana no la haya ganado el castrismo. Hay un reverso de su éxito diplomático, y es que posiblemente, de manera progresiva, los vecinos le van a exigir más al régimen en libertades y derechos, y resultados. Ese es el precio que tienes que pagar cuando te sacan del aislamiento y permites que te legitimen otros.
Palacios parece haber vivido en una cueva oscura sin acceso a nada durante una década. Miren a Venezuela, un país plenamente incorporado a la comunidad latinoamericana de naciones. Y miren cómo prácticamente ningún país se ha pronunciado sobre la represión a las protestas (incluyendo torturas), el asalto a la sede de partidos, la persecusión y encarcelamiento de líderes políticas, el uso de grupos paramilitares para intimidar, la censura a los medios, etc. Venezuela literalmente se ha convertido en una dictadura de las viejas en las últimas semanas y -excepto Panamá y Chile- nadie ha asomado una crítica.
No quiero decir con esto que EEUU y la Unión Europea deben seguir con la misma política hacia Cuba. Palacios tiene razón en proponer un cambio. Pero es terriblemente ingenuo pensar que el costo que va a pagar la isla por salir del aislamiento es presión por parte de sus vecinos.
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