La puerta del cielo

Viernes, 14 de enero de 2011

Cuando se habla de ventajismo del gobierno en los procesos electorales, la mayoría piensa en el uso ilegal y abusivo de recursos del Estado con objetivos proselitistas.

Pero escuchar con atención las entrevistas de RCN con el narcotraficante William Makled me han hecho pensar que este ventajismo involucra tanto al sector público como el privado, incluyendo la el sector privado ilícito.

En la entrevista de RCN, por ejemplo, Makled cuenta que contribuyó con dos millones de dólares para el referendo de 2004. Como agradecimiento a esto, cuenta, le consiguieron las concesiones de Puerto Cabello.

No es exagerado presumir que, con el control de este puerto, Makled multiplicó su fortuna con sus actividades ilícitas, lo cual seguramente se tradujo en mayores sumas para las campañas electorales del gobierno (por no hablar del engrosamiento de las cuentas bancarias personales de funcionarios chavistas).

Ahora bien, al narcotráfico le conviene que este gobierno esté en el poder. Por eso el incentivo para dar dinero a las campañas electorales es enorme. Así no sea a cambio de favores específicos, al narcotráfico le interesa mantener el status quo.

Lo mismo se puede decir de empresarios boliburgueses cuya fortunas siderales dependen de sus contactos con el actual gobierno.

Este codicioso grupo le dará al presidente lo que sea en la campaña de 2012 para que el país siga siendo “la puerta del cielo,” nombre que, según algunos reportes, los narcotraficantes le han dado a la República Bolivariana de Venezuela.

El mito de la independencia

Jueves, 13 de enero de 2011

Varios expertos estadounidenses en América Latina han visto una señal de “independencia” en la reciente decisión de Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador y Chile de reconocer oficialmente un estado de Palestina.

América Latina, señalan, está tratando de definir una política exterior más independiente, incluso en temas globales sensibles e importantes como la situación de Medio Oriente.

En declaraciones como ésta, debo decir, detecto un chocante tonillo paternal y condescendiente.

Se habla de América Latina como de un hijo idiota que, después de una niñez y adolescencia sumisa, bajo el mando de un padre déspota, decide hacer un gesto rebelde para reafirmar su independencia.

Pero ¿independientes de qué? ¿Por qué debe verse lo de Palestina como un novedoso acto de independencia? ¿Es de verdad tan extraño que los países de América Latina piensen y actúen por su propia cuenta? ¿Acaso nunca se ha visto a estos países hacer un movimiento que no sea dictado por el titiritero imperial?

En el caso de Venezuela, por ejemplo, estos gestos de “independencia” no son nada atípicos. Rómulo Betancourt, propulsor de la OPEP, no era poco independiente en su política exterior. Carlos Andrés Pérez no sólo nacionalizó el petróleo y restableció relaciones con Cuba sino que, en plena Guerra Fría, dio un fuerte apoyo a los sandinistas para derrocar a Somoza. Caldera nacionalizó el gas. Varios presidente venezolanos apoyaron a los demócratas chilenos en la lucha contra la U.S.-supported dictadura de Pinochet.

Esto, por supuesto, no encaja en la inspiradora narrativa del surgimiento de una ola de líderes que por fin están liberando a sus pueblos de las amarras imperiales.

¿Despierta la OEA?

Martes, 11 de enero de 2011

¿Serán las críticas de José Miguel Insulza a la ley habilitante un indicio de una rebelión contra Chávez en la OEA?

Si algo ha caracterizado el paso de Insulza por la secretaría general de la organización, es su renuencia a tomar este tipo de iniciativas.

Por eso, no es descabellada la teoría de que algo está cocinándose en la OEA. Quizá se ha ido conformando silenciosamente un bloque de países que tomará posición sobre la habilitante.

¿Quiénes podrían conformar este bloque?

Yo diría Perú, Chile, Canadá, Estados Unidos, Panamá, Honduras, Costa Rica y quizá El Salvador, Uruguay y México,

¿Brasil? Lo dudo.

¿Argentina? Imposible.

¿Y Colombia? ¿Qué lado tomará Colombia si un grupo de diez o más países decide pronunciarse sobre la falta de democracia en Venezuela?

Si esta reacción contra Chávez ocurre (algo que todavía dudo mucho), la reacción de Colombia será uno de los aspectos más interesantes.

La teoría de la media bola

Viernes, 7 de enero de 2011

La reculada del gobierno con la Ley de Universidades recuerda una teoría que lleva tiempo rondando por ahí, y que se le atribuye al recién fallecido Carmelo Lauría.

La teoría vas más o menos así:

Chávez anuncia un día que va a castrar a toda la población masculina. El anuncio provoca un zaperoco y la oposición toma las calles, exigiendo que el gobierno rectifique.

Chávez espera, monitoreando de cerca la situación. Si las protestas amenazan con desbordarse, el presidente recula y dice, en tono de demócrata que acepta compromisos, que sólo le va a cortar media bola a cada hombre.

Como es obvio, la teoría dice varias verdades.

En primer lugar, está claro que Chávez a veces aplica un conjunto de medidas radicales sabiendo que no las va a aplicar todas. Dependiendo de la reacción que provoquen (y de lo que dicen las encuestas de la sala situacional), decide revocar algunas y dejar las que más le interesan. La reculada parcial es cómo destapar un poco la olla de presión para que no estalle.

En segundo lugar, las medidas que Chávez decide dejar por lo general son muy graves. Nadie ve como un alivio perder sólo medio testículo.

En tercer lugar, la teoría de la media bola revela que, así controle todas las instituciones, Chávez no es inmune a la presión popular. Como ya varias veces lo han demostrado los estudiantes, tomar las calles y protestar es una herramienta efectiva de resistencia democrática.

Y más efectiva si la presión es constante (mientras más presión se ejerce más difícil se la hace a Chávez avanzar y más necesario retroceder).

Por otro lado, no hay que olvidar que la teoría de la media bola no es exacta: la pérdida de la democracia es reversible.

Sigue la lucha

Jueves, 6 de enero de 2010

La estrategia de voto y participación le ha dado claros réditos políticos a la oposición. Quizá no ha derrotado ni logrado detener la aplanadora totalitaria de Chávez, pero no queda duda de que, votando y llenando y reconquistando espacios institucionales, la oposición le ha complicado los planes al presidente.

Con la reforma constitucional, por ejemplo, Chávez propuso superponer una serie de vicepresidentes regionales elegidos por él encima de la estructura de alcaldes y gobernadores. La oposición no sólo detuvo este plan derrotando al oficialismo en el referéndum, también obstaculizó nuevos intentos de centralizar el poder en la capital ganando en 2008 varias de las más importantes gobernaciones. Esas victorias electorales han forzado al gobierno a abandonar el plan de las vicepresidencias y adoptar estrategias más graduales para debilitar a las autoridades locales y regionales, como ir despojándolas de competencias y asfixiándolas con recortes presupuestarios.

También han permitido que la oposición aproveche la reconquista de ciertos espacios para consolidar su dominio sobre estos espacios, una realidad evidente que revela cualquier análisis comparativo de los resultados de las regionales de 2008 y las parlamentarias del pasado septiembre.

Es posible que Chávez termine haciendo todo lo que se propuso en 2007, pero la oposición, de manera pacífica, ha logrado al menos retrasar y complicar el plan totalitario de Chávez. La oposición se ha mantenido en el pulso.

¿Sigue siendo válida esta estrategia de participación? ¿No son la habilitante y la otras leyes que buscan bypassear al nuevo Congreso pruebas contundentes de que los esfuerzos de la oposición son inútiles? ¿No prueban estas leyes que Chávez jamás entregará el poder por las buenas? ¿Que son unos tontos e ingenuos los que siguen jugando a la democracia con un gobierno que no respeta las reglas democráticas?

A estas preguntas sólo se puede responder con otras preguntas. ¿Estaría mejor hoy la oposición si no hubiese participado en las elecciones legislativas? ¿No fue refrescante escuchar ayer a Richard Blanco, Juan José Caldera, Marquina y Gómez Sigala denunciar la incompetencia del oficialismo desde esa excelente tribuna que es la AN? ¿Fue acaso insignificante la imagen de los cartelitos sacados en la primera sesión por los diputados con el número 52 indicando el porcentaje del voto popular obtenido por la oposición? ¿No fue el día de ayer importantísimo para enviar un mensaje contundente al país de que, pese al paquetazo de leyes, la oposición sigue igual de enérgica y comprometida con su plan de derrotar a Chávez en las elecciones 2012? ¿No ayudó la entrada del nuevo Congreso a movilizar a la oposición y enfocar sus energías en objetivos concretos, es decir, la defensa y recuperación de espacios institucionales -en este caso el Parlamento? ¿Y qué otra alternativa existe además de esta estrategia? ¿El escenario violento que es rechazado por la inmensa mayoría de los venezolanos y la unanimidad del liderazgo opositor?

Hay quienes proponen que, en vez de perder el tiempo jugando a la democracia, se debe organizar una “gran movilización.”

El dilema es falso.

La estrategia de voto y reconquista de espacios insitucionales no es incompatible con la idea de la gran movilización. Más aún, nadie puede negar que, sin la recuperación de gobernaciones, alcaldías y curules parlamentarios, movilizar a las fuerzas opositoras sería mucho más difícil.

El camino que tomamos es el correcto y no debemos desviarnos.