El Alba contra el molino

Martes, 5 de junio de 2012

El argumento principal que está siendo esgrimido por Venezuela, Ecuador y Bolivia para reformar la CIDH es que la Comisión es un instrumento de Estados Unidos.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dice que la Comisión está sometida “a los intereses de países hegemónicos” y el boliviano Evo Morales aseguró que está “al servicio del imperio.”

Pero este argumento no tiene asidero en la realidad.

Miren, por ejemplo, la medidas cautelares ordenadas por la CIDH en 2012 ¿Quién se lleva hasta ahora el mayor número? EEUU y México, cada uno con dos.

O revisen las medidas cautelares que ordenó la CIDH en 2011. Estados Unidos se llevó el segundo lugar con 12 medidas cautelares. El primer lugar se lo llevó Honduras, dato que debería complacer al Alba, que ve al gobierno de Porfirio Lobo como impuesto por Estados Unidos.

O revisen los datos de 2009, cuando a Colombia le llovieron nueve medidas cautelares. Ese año Álvaro Uribe, fuerte aliado de EEUU, todavia era presidente. De hecho, a pocos gobiernos la Comisión ha fastidiado tanto como al de Uribe. (¿Se han fijado que Uribe, últimamente tan vocal, no ha salido a defender a la CIDH?).

Si una examina los casos admitidos, la historia es la misma. Este año EEUU lidera con dos, empatado con Ecuador y Colombia.

En 2011 EEUU también estuvo entre los líderes, con 11 casos admitidos. Viendo el balance año por año uno no detecta un trato privilegiado para ningún país. Si algo, EEUU ha estado siempre en la mira de la CIDH.

¿Por qué entonces uno lee tantos reportes y notas de prensa donde se habla de un contraste de visiones entre el Alba y Brasil por un lado, y por el otro Estados Unidos y Canadá? ¿Por qué muy pocos mencionan estos datos a los que todo el mundo tiene fácil acceso? ¿Acaso el récord de la CIDH es una cuestión de “opinión” y por eso los periodistas deben presentar “ambos lados”?

Si dos personas ven a un caballo y la primera dice que es un perro y la segunda dice que es un caballo, lo correcto es informar que la primera persona está mintiendo o delirando. No presentar ambos lados como si hubiese un debate legítimo sobre la identidad del animal.

Más sobre este tema:

Insulza toma la iniciativa

Lunes, 4 de junio de 2012

Todos sabemos que, si Insulza tiene una virtud, no es liderazgo. Pero en su intento de erosionar la independencia la CIDH Insulza, por primera vez, al menos en apariencia, ha asumido un rol de líder.

Me explico.

El informe que remitió Insulza a la Asamblea General, que contiene sus controversiales propuestas para reformar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tiene supuestamente como punto de partida una serie de recomendaciones del Grupo de Trabajo de reflexión del Consejo Permanente sobre el funcionamiento de la CIDH.

¿Cuál son las propuestas de Insulza?

En primer lugar, promueve la idea darle poder a los Estados para que abran un proceso de reforma del Estatuto de la CIDH con el fin de incorporar directamente reformas que él considera necesarias. Insulza propone darle poderes a la AG para redefinir lo que la Comisión y sus relatorías pueden o no pueden hacer.

Y no sólo eso. Insulza también asoma propuestas muy específicas en el caso de que se decida a favor de otorgarle estos poderes a la AG. Propone, por ejemplo, revisar la competencia de la CIDH para dictar medidas cautelares. También propone que los estados monitoreados sean quienes definan los términos de la supervisión de la CIDH con la posibilidad de retrasar un año la publicación de los informes, lo cual, como ya ha dicho José Vivanco de Human Rights Watch, condenaría estos reportes a la irrelevancia.

Todo lo que propone Insulza parece diseñado para que la CIDH pierda su independencia y  (limitado) poder.

Ahora bien, lo interesante es que las recomendaciones del Grupo de Trabajo de la Comisión Permanente, supuesto fundamento del informe de Insulza, aunque son criticables, no son tan radicales como las del secretario general de la OEA. Los Estados mismos no llegaron al extremo de avasallar como lo hace Insulza el radio de competencias de la CIDH. En el informe del Grupo de Trabajo el artículo 39 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que le otorga la facultad a la CIDH de dictar su propio reglamento y que Insulza quiere eliminar, no es cuestionado como en el informe de Insulza.

Para acabar con la CIDH Insulza decidió “aparentemente” liderar el esfuerzo.

Pongo la palabra entre comillas porque todo el mundo sabe que, sin la presión del Alba y la anuencia de Brasil, a Insulza jamás se le hubiese cruzado por la mente poner en su informe estas radicales propuestas.

Insulza, otra vez

Lunes, 4 de junio de 2012

Definitivamente, Insulza está haciendo lo posible por tratar de alcanzar la gran hazaña de convertirse en uno de los peores secretarios generales que ha tenido la OEA, ayudando a destruir una de las cosas más valiosas que tiene la organización: la CIDH.

Antes pensaba que lo que movía a Insulza a actuar tan erráticamente era una mezcla de ganas de ser reelecto, pequeñez como líder y una pizca de genuina idiotez ideológica.

Ahora siento que Insulza, sobre todo lo demás, es simplemente un hombrecillo pusilánime. Con Brasil abordo, es prácticamente imposible imaginárselo actuando de un modo diferente.

Los dejo con este importante artículo del director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco.  Ahí están los detalles.