La pifia de Obama

Jueves, 3 de septiembre de 2009

restrepoEl Departamento de Estado norteamericano anunció hoy el fin de una “amplia gama” de ayudas no humanitarias a Honduras como resultado del golpe de Estado que tuvo lugar el 28 de junio. También –en un comunicado que es una obra maestra de la ambigüedad (ver último párrafo)– asomó la idea de que Estados Unidos no reconocerá como presidente a quien gane las próximas elecciones presidenciales en noviembre.

La primera medida está bien porque, aunque las sanciones económicas rara vez son efectivas, en el caso específico de Honduras –un país pobre, que depende mucho de Estados Unidos– podrían serlo. Hay que decir, sin embargo, que la medida meramente hace oficial la suspensión (el dinero ya había sido suspendido).

La segunda medida es absurda. Como dijo el presidente de Costa Rica Oscar Arias, “si las elecciones realizadas en naciones con regímenes tiránicos no hubiesen tenido validez, no hubiera sido posible la transición de los gobiernos dictatoriales en Latinoamérica.” Yo añadiría lo siguiente: si Raúl Castro decide celebrar elecciones presidenciales libres en noviembre, ¿a quién en su sano juicio se le ocurriría no reconocer al nuevo presidente?

Pero debemos hacer un esfuerzo por entender el razonamiento de la administración Obama.

¿Qué ventajas tiene para Estados Unidos decir que no reconocerá al ganador de las elecciones de noviembre?

  • Ponerse del lado de la mayoría de los países de la región y mandar una señal de que Obama, a diferencia de Bush, busca soluciones conjuntas.
  • Presionar al gobierno de facto para que acepte el acuerdo de San José.

¿Y desventajas?

  • Si el gobierno de Micheletti no cede, y se llevan a cabo elecciones limpias en noviembre, la situación de Estados Unidos sería complicada. ¿Qué haría? ¿Cambiar de opinión? ¿O seguir aplicando sanciones económicas a un gobierno electo por la mayoría del pueblo hondureño? La administración Obama corre el riesgo de verse en la absurda posición de tener una política de castigar económicamente a un gobierno democrático a la vez que trata de desbloquear sus relaciones comerciales con la dictadura cubana.

PD: Creo que la ambigüedad del comunicado revela que la administración Obama está consciente de estos problemas. Pero esa lograda ambigüedad es irrelevante cuando la mayoría de los periódicos titulan “Estados Unidos no reconocerá al ganador de las elecciones en noviembre.”

PD 2: Sobre el debate en torno a la validez de unas elecciones organizadas por un gobierno ilegítimo, el siempre sagaz José Miguel Insulza declaró hoy “se ha dicho mucho que también se hicieron elecciones democráticas en países con dictaduras, pero eran dictaduras en salida, por lo cual la democracia era su evolución natural.” Sólo hay una manera posible de interpretar estas declaraciones. El problema con el gobierno de facto de Micheletti es que no lleva suficiente tiempo en el poder. Para que un gobierno ilegítimo pueda organizar unas elecciones legítimas su mandato debe al menos superar los cinco meses. El beneficio de transiciones hacia la democracia mediante elecciones está reservado a dictadores más consolidados.

 

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