Jueves, 6 de junio de 2013
Francamente el audio de Ruperti, Heliodoro Quintero y el agente de la DIM, es tan desolador que no provoca comentarlo. Pero aquí van dos breves observaciones.
En primer lugar, a veces pienso que operadores como Quintero no sólo le sirven a los líderes chavistas para penetrar a la oposición. Rodearse de estos opositores y tránsfugas que, por ambición de poder, dinero o status, abdican de sus principios y lealtades, también les da un respiro moral. “Nadie es un monstruo si lo somos todos,” dijo Simone de Beauvoir. Una frase que nos ayuda a entender mejor el cinismo de gente como Diosdado Cabello. “Ustedes me llaman corrupto e inmoral,” se dirá a él mismo Diosdado, generalizando en base a personajes como Heliodoro. “Pero yo se cómo son ustedes tras bastidores.”
En segundo lugar, en el audio está claro que Quintero no sólo estaba manipulando a la oposición, también al mismo Ruperti, probablemente para exprimirle más dinero. Prueba de ello es cómo le vende al periodista Ángel Monagas.
No quiero ser pedante, pero creo estar bien informado sobre política venezolana. Que ahora me esté enterando de la existencia de Monagas dice algo. Sin embargo, Heliodoro se lo pinta a Ruperti como alguien que lo puede ayudar a desprestigiar a varios políticos. “Un hombre interesantísimo,” dice. “Un Leocenis García mucho más sofisticado.” Y Ruperti, al parecer, ¡le cree!
Como ya he dicho, nuestros multimillonarios no tienen nada en común con un Bill Gates o un Steve Jobs. Son mediocres y arribistas: enchufados.
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