Domingo, 8 de marzo de 2009
El miércoles 21 de enero, tres días después de que Chávez ordenara a reprimir manifestaciones con “gas del bueno,” los estudiantes de oposición convocaron un acto en el Aula Magna de la Universidad Católica Andrés Bello, al que asistieron cientos de jóvenes y varios medios de comunicación.
Un día antes los estudiantes habían marchado al Tribunal Supremo de Justicia para solicitarle a la máxima instancia judicial la apertura del registro electoral. Pero antes de llegar a la sede del tribunal la marcha fue violentamente disuelta en El Rosal por la Policía Metropolitana.
En medio del desorden la policía confiscó el camión de sonido que los estudiantes habían alquilado para la marcha, y el director de la PM, Carlos Meza, denunció que dentro del camión la policía había encontrado tres gaveras de bombas molotov, piedras y envases de gasolina. El motivo del acto de la UCAB era mostrar un video que probaba que la PM había sembrado las bombas molotov en el camión.
El acto lo presidió Ricardo Sánchez, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela. A través de una pantalla gigante, Sánchez mostró unas imágenes tomadas de un reporte de la televisora oficial VTV, en la que aparece Carlos Meza montado en el camión, llenando una botella de refresco con gasolina. Sánchez dijo que el video era una prueba de que la PM había puesto las bombas molotov en el vehículo: “Se pretende montar una olla para perjudicar al movimiento estudiantil.” Sánchez exigió al gobierno la destitución de Meza y pidió que se liberara inmediatamente a José Ramón Dacre (apodado “Maraco”), el chofer del camión de sonido que había sido detenido el día anterior por la PM.
Ese mismo día el gobierno respondió a la acusación de los estudiantes. El ministro de Comunicación e Información, Jesse Chacón, convocó a los medios para mostrar un video en el que aparece Meza montado en el camión enseñándole a los medios las bombas molotov. Hacia el final del video Meza hace una demostración de cómo iban a ser fabricadas las bombas, vertiendo él mismo gasolina en una de las botellas. Chacón dijo que en el video sin editar se ve claramente que Meza no estaba sembrando la evidencia, sino simplemente demostrando cómo se hacían las bombas. Luego acusó a los estudiantes de manipular y sacar de contexto las imágenes para incriminar a Meza.
Virginia Zamora, estudiante de la UCAB y miembro del Comando Angostura, reconoce que Ricardo Sánchez se equivocó diciendo en el acto que el video era una prueba de que las bombas habían sido sembradas por la PM. Dice que esas imágenes no prueban que la policía es culpable, pero aclara que tampoco demuestran que las bombas no fueron sembradas. Asegura que lo único que prueban es que Meza violó la ley manipulando la evidencia supuestamente encontrada en el camión.
Claudia Mujica, activista de derechos humanos y abogada de Maraco, subraya este punto. La abogada dice que la legislación venezolana establece claramente que si un funcionario que no sea del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas manipula evidencia incautada que puede tener relevancia penal, esa evidencia es nula y el funcionario es sometido a investigaciones. “Lo único que podía hacer la PM era acordonar el sitio del suceso, llamar al CICPC y resguardar el camión, pero bajo ninguna circunstancia podían manipular la evidencia”
II. Recorrido de Maraco
En los videos divulgados por los medio oficiales se puede apreciar claramente que el camión no fue acordonado. Apenas comienza la represión de la marcha, funcionarios de la PM corren hacia el camión, detienen a Maraco, se montan en el vehículo y se lo llevan rápidamente, en lo que parece una operación comando para desactivar un explosivo.
A Maraco se lo llevan en taxi a la sede de la PM en Plaza Venezuela, donde permanece, según Mujica, aproximadamente tres cuartos de hora. Luego lo trasladan a Zona 5 en Maripérez (la sede de inteligencia de la PM); y luego, curiosamente, lo devuelven al lugar donde fue detenido, con el objetivo único de que declarara ante los medios.
En ese momento Carlos Meza y Maraco dieron sus primeras declaraciones a los medios sobre las bombas molotov. Maraco dijo no saber nada sobre las bombas. Meza aseguró que la intención de los estudiantes era tomar la autopista Francisco Fajardo y quemar vehículos y locales. También se montó en el camión para mostrar a las cámaras las piedras, las bombas y lo envases de gasolina, y hacer su controversial demostración de cómo se fabrican las bombas.
De El Rosal, Maraco fue trasladado otra vez a Zona 5 en Maripérez, donde varios estudiantes, incluyendo Virginia Zamora, lo vieron llegar en el asiento de copiloto del camión de sonido.
Zamora se encontraba en Maripérez porque varios de sus compañeros habían sido detenidos en la marcha y un funcionario policial le había informado que seguramente los habían llevado a Zona 5. Cuando vieron a Maraco, Zamora y sus amigos se acercaron a él y le preguntaron porque estaba detenido. Maraco les informó sobre las bombas molotov.
El conductor estacionó el camión en la entrada de Maripérez. Zamora dice que aproximadamente 45 minutos después varios funcionarios comenzaron a armar un set de prensa cerca del camión, con mesas, sillas y micrófonos. Previendo lo que iba a ocurrir, los estudiantes, que ya eran una docena, exigieron que no se manipulara la evidencia sin la presencia de un fiscal. Pero los funcionarios policiales no hicieron caso y comenzaron a bajar del camión las gaveras con bombas molotov.
Federico Black, estudiante de la Universidad Católica Andrés Bello, dice que en ese momento varios estudiantes comenzaron a filmar con sus teléfonos celulares lo que estaba ocurriendo. Black dice haber notado que el líquido de las botellas no era amarillento como la gasolina, sino transparente. También dice que las gaveras no olían a gasolina. “Eso me extrañó, considerando que habían decenas de botellas llenas de supuesta gasolina.”
Pero Black dice que no tuvieron tiempo para terminar de filmar esos detalles. Poco después los funcionarios, molestos con la filmación, comenzaron a agredir a los estudiantes y a quitarles sus celulares. Varios de ellos, incluyendo algunas mujeres, recibieron golpes, cachazos, patadas y amenazas de muerte. A uno incluso lo apuntaron con un arma en la cabeza. Cinco de ellos fueron detenidos.
Más tarde, en el set levantado al lado del camión, el ministro de Interior y Justicia, Tarek El Aissami, ofreció una conferencia de prensa. El ministro señaló que en el camión de sonido habían encontrado más de cien bombas molotov, además de un saco de piedras y envases llenos de gasolina. Dijo que al mediodía también habían sido detenidas tres personas con dos camionetas en las que encontraron 70 cauchos, 34 bombas molotov y dos garrafas de gasolina.
“En menos de 24 horas hemos hecho dos procedimientos de tal magnitud que comprometen a sectores de la oposición venezolana.”
El ministro también rechazó que se utilizara la violencia como instrumento de debate o de defensa de posiciones políticas.
III. La versión de los medios oficiales
Esa misma noche el canal VTV, y otros medios oficiales, transmitieron reportes y comentarios sobre la marcha y las bombas molotov encontradas en el camión .
Maraco fue pintado como opositor radical promotor de la violencia; los estudiantes de la marcha también fueron pintados como violentos; en ningún momento se mencionó la denuncia de que la PM había sembrado las bombas molotov y de que varios estudiantes habían sido golpeados en Zona 5. (Globovisión, por su parte, transmitió las declaraciones de Carlos Meza y Tarek El Aissami).
De esa cobertura, sin embargo, vale la pena hacer tres observaciones.
La primera es que en los videos nunca aparecen los estudiantes incurriendo en actos violentos antes de la represión. Después de la represión, las cámaras sólo lograron capturar a un puñado de estudiantes lanzando piedras e insultando desde lejos a los policías. Considerando que los estudiantes tenían un permiso de la Alcaldía Metropolitana para marchar (que el gobierno considera inválido), y que fueron violentamente reprimidos a pesar de tener el permiso, sorprende que la violencia de los jóvenes se haya limitado a unas cuantas piedras. El mismo Meza informó a los medios que no había ni un solo funcionario herido, lo cual es un indicador de que no fueron muchas las piedras lanzadas.
La segunda observación es que el reporte de VTV transmitido esa noche ignora o disimula el hecho de que hubo un lapso de al menos dos horas entre la represión de la marcha y el encuentro de Meza y Maraco con los medios, en el que el director de PM mostró las bombas molotov. El reporte más bien da a entender que las declaraciones de Meza y Maraco ocurrieron poco después de la detención del camión, lo cual quizá explica porqué Maraco fue devuelto al lugar de su detención para responder a las preguntas de los reporteros del oficialismo.
La tercera observación es la más preocupante. Esa misma noche los medios oficiales divulgaron una fotografía de Maraco en la graduación de Nixon Moreno, un joven opositor que está asilado en la Nunciatura Apostólica y que el gobierno acusa de actos lascivos.
Los medios oficiales también transmitieron un video de Maraco haciendo un comentario en una pequeña reunión . En el video –que VTV identifica como parte de un documental de la Cooperativa Humana– aparece Maraco diciendo lo siguiente:
“Nosotros vamos a salir de Chávez…sea hoy, sea mañana, sea pasado. Cuéstenos lo que nos cueste. Cueste sudor, cueste sangre, cueste lágrimas, pero nosotros salimos de Chávez.”
Las declaraciones son irrelevantes porque, por sí solas, no prueban nada. Lo que llama la atención es que, en ese corto lapso entre la detención de Maraco y los noticieros, los medios oficiales consiguieran la foto de Maraco en la graduación de Nixon Moreno e imágenes de un oscuro documental en el que Dacre aparece diciendo esas palabras controversiales sobre Chávez.
Llama la atención por el bajo perfil del acusado. Maraco es un hombre de 53 años de edad que ha sido durante la mayor parte de su vida chofer de gandolas. Ahora hace labor social en el municipio Chacao y participa activamente en las protestas y marchas de los estudiantes, casi siempre conduciendo el camión de sonido. Dentro del movimiento estudiantil es conocido, pero está muy lejos de ser una personalidad pública. Sorprende, pues, que los periodistas de los medios oficiales consiguieran ese material tan rápido.
Pero muchas otras cosas sorprenden sobre los eventos de ese día. ¿Por qué la PM no llamó al CICPC cuando se encontraron las bombas dentro del camión? ¿Por qué en el acta que se levantó no firmó ningún testigo? ¿Dónde estuvo el camión en las más de dos horas que transcurrieron entre la detención y las declaraciones de Meza? ¿Por qué la policía devolvió a Maraco al lugar de la represión de la marcha para ser entrevistado por los medios? ¿Por qué, incluso en los medios oficiales, es imposible encontrar un reporte durante la campaña del referendo que hable del uso de bombas molotov en una manifestación de estudiantes de oposición? ¿Acaso ese fue el primer y único intento de los estudiantes de usar este tipo de bombas? ¿Y quiénes, por cierto, son las tres personas que detuvieron en dos camionetas el mismo día de la marcha? ¿Cuáles son sus nombres? ¿Dónde están sus abogados y sus familiares? ¿Por qué no hemos sabido nada de ellos en los medios?
Hasta ahora el gobierno no ha respondido ninguna de estas preguntas. Mientras tanto, Maraco –que Claudia Mujica llama “el primer preso político del movimiento estudiantil”– sigue tras rejas.
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