El atardecer de Lugones

Viernes, 13 de mayo de 2011

Leopoldo Lugones

¿Han escuchado Resistiré de El Duo Dinámico?

La canción es un monumento a la cursilería, un festival de clichés, un pequeño espacio temporal donde los cantautores despliegan virtuosamente su mal gusto.

Y, sin embargo, yo no puedo escuchar esa canción sin que su letra huachafa me conmueva hasta el hueso. No puedo escuchar la canción sin convencerme de que los miembros de El Duo Dinámico son mis amigos y congéneres.

¿Por qué ocurre esto? ¿Y por qué también ocurre con algunas canciones de Héctor Lavoe, cuyas letras, leídas en papel, carecen de artesanía, refinamiento, sutileza y mesura?

J. L. Borges responde:

Las metáforas no deben ser creídas. Lo que es verdaderamente importante es que nosotros pensemos que corresponden a las emociones del escritor. Esto, debo decir, es más que suficiente. Por ejemplo, cuando Lugones describió el atardecer como “un violento pavo real verde, deliriado en oro,” no hay necesidad de considerar el parecido -o la falta de parecido- entre un atardecer y un pavo real verde. Lo que es importante es que nos convenza de que a él lo conmovió ese atardecer, de que él necesitaba esa metáfora para comunicarnos su emoción. A esto es a lo que me refiero cuando hablo de la importancia de la convicción del poeta.

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