Venezuela en Mercosur

Lunes, 9 de julio de 2012

A primera vista es difícil entender porqué Hugo Chávez celebra la entrada de Venezuela al Mercosur. De todos los miembros, Venezuela es el que confronta mayores riesgos económicos con esta movida, lo cual ha llevado a algunos a argumentar que la motivación es política: más que beneficios económicos a Chávez le interesa los réditos políticos de una mayor integración con sus vecinos. Pero esta ganancia “política” de la integración, si la hay, parece ser meramente simbólica y a la larga insignificante. Yo más bien creo que con la entrada al Mercosur el gobierno avanza más en sus objetivos políticos domésticos que geopolíticos.

Y la razón es muy simple.

Para Venezuela entrar al Mercosur implica, sobre todo, remover barreras para el comercio con sus nuevos socios. Hasta cierto punto esto no representa un cambio, porque para cubrir graves deficiencias de producción y el aumento del consumo el gobierno ya ha permitido que muchos productos argentinos y brasileños entren al país sin aranceles. De hecho, las exportaciones desde Brasil se han disparado. Sólo de enero a mayo aumentaron en un 40 por ciento. Simultáneamente, la Cámara de Comercio de Caracas informa que las exportaciones no tradicionales de Venezuela han pasado de representar 31,22 por ciento del total en 1998 a sólo 4,8 por ciento al cierre de 2011. Y las importaciones aumentan cada año. En 2011 subieron en un 20 por ciento con respecto al año anterior.

Por eso los productores nacionales no están celebrando la entrada de Venezuela al Mercosur. Si han tenido una reacción es más bien temor porque sienten que no están en condiciones de competir. Y no sólo por el cerco que les ha venido imponiendo el gobierno a través de legislaciones laborales, controles de precio y de cambio, tributos fiscales, contribuciones obligatorias y amenazas de expropiación. A esto se suman las ventajas naturales de los otros miembros. Brasil y Argentina, por ejemplo, tienen vastas extensiones agrícolas, sus modelos de producción están totalmente integrados, con enormes economías de escala, alta productividad, calidad y diversificación de productos.

En Venezuela, pues, los productores tienen con competir con otros países a la vez que se defienden de constantes arremetidas del gobierno-Estado-PSUV, mientras que en Brasil ocurre algo muy diferente. Los productores nacionales compiten recibiendo toda la ayuda y el apoyo del gobierno.

Lo cual me lleva al asunto de la motivación política. Todo esto simplemente reafirma y ratifica el modelo económico chavista: el Estado convertido en el gran importador al mismo tiempo que acorrala y destruye al aparato productivo, transformando a Venezuela en una economía de puerto con limitada capacidad de generación de empleo.

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