Trampa cazabobos

Martes, 21 de septiembre de 2010

Hay diferencias importantes entre Misiones de Observación Electoral (MOE) y misiones de acompañamiento internacional electoral.

Las de acompañamiento están increíblemente limitadas en sus funciones, mientras que las MOE vigilan el comportamiento de todos los protagonistas del proceso electoral, así como la organización y administración del proceso por parte de las autoridades electorales. Las MOE también constatan la correspondencia del proceso electoral con las normas vigentes y la Constitución, utilizando criterios universales de transparencia, imparcialidad e integridad electoral.

Para llevar a cabo esta labor las MOE normalmente llegan al país semanas, sino meses, antes de las elecciones, pues el trabajo no se limita a observar la votación sino también el proceso electoral.

Las MOE realizan sus tareas “técnicas” durante las tres fases del proceso: la etapa pre-electoral, la votación en sí y la etapa post-electoral.

El gobierno de Venezuela decidió no aceptar una MOE para las elecciones legislativas sino misiones de acompañamientos. Y estas misiones son prácticamente de adorno. El reglamento que las rige, por ejemplo, establece que estas misiones “tienen prohibido denunciar públicamente las violaciones a la equidad en la contienda electoral.” También pide “mantener bajo estricta confidencialidad o reserva el contenido de los intercambios de opinión o sugerencias formuladas a la autoridad electoral.”

Es decir: las misiones de acompañamiento no tienen espacio para de verdad observar; y, si en el marco de esos limitados poderes observan algo que no les gusta, no tienen derecho a decirlo públicamente.

¿Para qué, entonces, el gobierno las invita?

La respuesta es muy simple: las misiones de acompañamiento son una trampa cazabobos. Aprovechándose de que mucha gente no las distingue de las MOE, el gobierno logra a través de ellas dar una mayor legitimidad al proceso electoral.

Pero ¿hay de verdad gente que cae en esta trampa?

La agencia Efe es un ejemplo. En una nota de ayer, titulada “Venezuela recibe observadores internacionales,” no hay ni una pequeña frase que explique al lector que las misiones de acompañamiento no tienen siquiera el poder de hacer una crítica pública.

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