¿Primarias?

Martes, 4 de febrero de 2014

Desanimada y desperdigada, sin foco y sin claro liderazgo, la oposición no atraviesa su mejor momento. No exageran quienes dicen que está en su punto más bajo desde antes del 2006.

Pero la crisis era previsible. El 7/O de 2012 fue por mucho tiempo el punto de llegada; un evento que le permitía a la oposición canalizar sus energías hacia un objetivo concreto y mantener viva la esperanza de cambio.

La derrota del 7/O fue en este sentido catastrófica. Pero la muerte de Chávez reabrió inesperadamente el juego. Otra vez surgió un objetivo ideal para concentrar fuerzas; una potencial salida a la pesadilla chavista que además estaba al alcance de la mano: el 14/A.

Pero ocurrió lo que ocurrió y ahora no se ve salida en el horizonte. Las presidenciales están demasiado lejos; el referendo revocatorio parece menos una opción real que una fantasía desesperada. Pedirle a la gente que nade contra la corriente de un mar que luce infinito o que se resigne a un largo plazo desolador no es la mejor receta para infundir ánimos. Para citar mal a Keynes, in the long run we’re all dead.

A muchos se nos redujo el futuro a dos opciones: esperar a que el país colapse y “algo pase” o esperar a las elecciones de 2019. Y, como sabemos, las elecciones del 2019, si las hay, podrían ser serán más injustas que las del pasado abril. ¿No es entonces casi natural y totalmente previsible la crisis de la oposición? Bajo esta luz, ¿no se entienden mejor los gestos tan desesperados como admirables de Leopoldo López y MCM para tratar de recobrar, como decía Martin Luther King, the fierce urgency of now?

A todo esto se suma la falta de mecanismos de renovación. La oposición necesita relevar su liderazgo, pero sin medios y sin dinero no es fácil que surjan nuevos líderes nacionales.

El primer paso, pues, es buscar una manera de escoger al equipo de relevo para comenzar a salir del atolladero.

email

Share