Perniciosa narrativa

Martes, 4 de marzo de 2014

La narrativa de la oposición como una elite tan pequeña como ensimismada, incapaz de penetrar los sectores populares por su total desconexión a las necesidades de los más pobres, ha resucitado con las protestas. Y con fuerza.

Miren algunos extractos de esta nota de AP.

-the frequently outmaneuvered opposition hasn’t….managed to broaden its appeal beyond the largely middle-class, educated followers it’s had on its side all along.
-But for many Venezuelans, the opposition’s two highest profile leaders, former presidential candidate Henrique Capriles and the jailed Leopoldo Lopez, are still viewed as part of an elite detached from the working class life.
-For years the opposition has insisted the government is illegitimate rather than succeeding in building bridges across class lines, reinforcing perceptions that it hasn’t evolved since it backed a failed 2002 coup against then President Hugo Chavez.

Si fuera sólo AP no me molestara. Pero no es sólo AP. He leído al menos una docena de reportes que se dejan seducir por el efluvio pérfido de esta narrativa.

La lógica va más o menos así. Las protestas en Caracas están ocurriendo en urbanizaciones de clase media. En el oeste de la capital la gente no ha salido a protestar y muchos ni siquiera están al tanto de las protestas. Los periodistas lo saben porque ellos mismos han visitado los barrios y constatado esta realidad con sus propios ojos. Conclusión: la oposición sigue sin poder conectar con buena parte del país. ¿Por qué? Porque se habla sólo a sí misma.

Noten el atrevido salto. Que la gente no proteste en el oeste de Caracas significa que la oposición no cuenta con respaldo popular y sigue desconectada de los problemas de la mayoría de los venezolanos. Más aún, que los pobres no salgan a las calles significa que no comparten las críticas que impulsan las protestas.

Primero que nada, Moisés Naím hizo un punto importante pero nadie parece haberle prestado atención. Más o menos la mitad de los venezolanos están en contra del gobierno. Si aceptamos los resultados oficiales del 14A, Nicolás Maduro llegó a la presidencia con una ventaja de solo 1,5 por ciento sobre Capriles. Y la “clase media” está muy lejos de ser el 50 por ciento de la población. Eso significa que la mitad de los venezolanos refractaria al gobierno incluye a millones de pobres.

En diciembre Carlos Ocariz fue reelecto en el municipio Sucre en Caracas. Como sabemos, en Sucre está uno de los barrios más poblados de América Latina. Pero ¿por qué en Petare, donde el gobierno tiene un fuerte rechazo, no ha habido grandes protestas ni guarimbas? ¿Será que la oposición no ha logrado convertirse allí en una oferta atractiva, como sugieren los reporteros de AP? Considerando el triunfo de Ocariz, esa no pareciera ser la razón.

Aquí es donde muchos deberían recordar a Samuel Huntington, mil veces citado en los últimos años a raíz de las protestas en Egipto, Turquía, Brasil, Chile, Túnez y otros países.

Huntington recordaba que los ataques contra el orden político existente casi nunca provienen de los más pobres sino de las clases medias. ¿Por qué? Él tenía sus razones con las que podemos o no podemos estar de acuerdo. Pero el hecho es que su obsevación histórica es correcta: las clases medias suelen ser las que se rebelan.

Curiosamente, las protestas de Brasil, Chile, Túnez y otros países no fueron vistas peyorativamente por ser lideradas por las clases medias. No recuerdo haber visto a periodistas haciendo excursiones a los barrios más pobres para “probar” una supuesta desconexión de los manifestantes chilenos o tunecinos con el resto del país.

Ah -y otra cosa. También resulta curioso que un gobierno que se jacta de haber reducido sustancialmente la pobreza en los últimos quince años ahora descalifique a las protestas como de clase media. Con la ayuda de muchos periodistas.

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