Viernes, 26 de octubre de 2012
Vivir en Estados Unidos, en medio de una reñida y dramática campaña presidencial, me ha convertido, como a muchos, en un adicto del blog de Nate Silver, un esteorotípico “nerd” que, utilizando un sofisticado modelo, se dedica a analizar la miríada de encuestas (nacionales y estatales) que se publican en Estados Unidos cada día.
He aprendido algo, leyendo este blog. Me he dado cuenta que, en materia de encuestas, en Venezuela simplemente no teníamos suficiente data para hacer una predicción responsable sobre el resultado del 7 de octubre. Y no era sólo que teníamos muy, muy pocas encuestas (¿alguien vio una encuesta estatal?), algunas con claras historias de prejuicios hacia uno u otro lado. También que buena parte eran piratas o compradas. Y, por encima de esto, teníamos factores como el miedo y las agudas diferencias en la capacidad de movilización, cuyos pesos eran muy difíciles de establecer.
Hace un tiempo me decía ojalá tuviésemos a alguien como Nate Silver en Venezuela. Pero lo cierto es que Silver no puede existir en Venezuela porque él es quien es porque tiene mucha data -y confiable.
Para hacer una predicción más responsable sobre el resultado de las elecciones, dada la deprimente escasez de encuestadoras respetables, quizá hemos debido poner mucho menos peso en los sondeos que en otros factores estructurales como el gasto público.
Incluso así era muy fácil cometer un error.
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