¿Operación perfecta?

Miércoles, 11 de agosto de 2010

Primer acto

Colombia denuncia ante la OEA presencia de las FARC en territorio venezolano. El embajador colombiano ante la organización muestra fotografías, videos, imágenes satelitales y exige a Venezuela que permita el ingreso de una comisión para verificar sus acusaciones. Venezuela reacciona rompiendo relaciones y asegurando que las denuncias de Colombia son un montaje.

Segundo acto

Varios presidentes y líderes de la región se ofrecen para mediar. Lula y Kirchner viajan a Venezuela y Colombia para conversar con Santos y Chávez. Presionan a ambos mandatarios para encontrar una salida a la crisis.

Simultáneamente, la imagen de Santos se transforma. De ser visto por muchos como un adalid del uribismo más radical, Santos es visto ahora como un versión más moderada y conciliatoria de Uribe, incluso -vueltas que da la vida- por el presidente Chávez.

Tercer acto

Probablemente gracias a la mediación de Lula, Chávez manda al canciller venezolano a la toma de posesión de Santos. Poco antes dice que las FARC debe “liberar a todos los secuestrados” y “no tiene futuro por las armas.” Acepta reunirse con Santos en Santa Marta, enviando una clara señal de voluntad de reconciliación.

Cuarto acto

Chávez y Santos se reúnen Santa Marta y reestablecen relaciones diplomáticas. También acuerdan un mecanismo de cooperación para relanzar las relaciones bilaterales de cinco puntos, entre ellos, la reactivación comercial, el reconocimiento de la deuda de los exportadores colombianos y el cuidado de la frontera con proyectos que beneficien a la población fronteriza de ambos países.

El presidente Chávez se compromete a no permitir la presencia de grupos guerrilleros en territorio venezolano.

Epílogo

Sólo un ingenuo, que no ha seguido de cerca a Chávez durante la última década, se atrevería a cantar victoria con los logros -quizá efímeros- de la reunión en Santa Marta.

Sin embargo, no queda duda de que a Colombia las cosas no le salieron mal. Confrontando a Venezuela en la OEA, Uribe creó una crisis. Frente a esta crisis surgieron mediadores que presionaron exitosamente a Chávez.

Al mismo tiempo, Santos jugó ingeniosamente con las percepciones, guardando un habilidoso silencio que lo arrimó hacia el centro (lo convirtió en “la nueva voz moderada de Colombia”) y facilitó tremendamente la mediación de Lula.

Y, guardando prudencial distancia con las acciones de Uribe, Santos -conciente o inconcientemente- contribuyó en la repentina formación de un irresistible incentivo para Chávez: restableciendo relaciones el venezolano podría sugerir que Uribe era la principal traba y darle así una última patada.

¿Fue todo esto planificado por Santos y Uribe? Responsablemente, debo decir que no. Aunque los colombianos ya entienden que, en ciertas ocasiones, se tiene que confrontar a Chávez, creo que el pequeño rift entre Uribe y Santos fue real.

Pero no se puede descartar nada, tratándose del tándem que montó la Operación Jaque.

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