Malos guionistas

Viernes, 29 de marzo de 2013

En julio de 2012 las autoridades en Cuba informaron que el disidente cubano Oswaldo Payá había muerto en un accidente automovilístico. Tres personas viajaban con él y las dos personas que sobrevivieron el accidente, un político español, Ángel Carromero, y uno sueco, Jens Aron Modig, corroboraron lo dicho por el gobierno de la isla: la causa del accidente fue exceso de velocidad.

Carromero fue condenado en Cuba, pero lo repatriaron para que cumpliera la condena en su país.

Ahora Carromero está diciendo que las autoridades cubanas lo arrestaron, lo sedaron y lo obligaron a mentir sobre la muerte de Payá. Asegura el accidente fue causado por el impacto de otro automóvil que venía siguiéndolos. El sueco dice no recordar nada pero “no pone en duda” la veracidad de lo dicho por su amigo español.

Moisés Naím y Jackson Diehl han citado incongruencias en la versión oficial. Pero otra cosa que inspira sospecha es el reportaje sobre el accidente transmitido por la televisión cubana:

Como ven, el tono del reportaje es sospechosamente defensivo. La declaración del primer “testigo presencial” se amolda demasiado bien a la versión oficial (noten el énfasis en la velocidad del vehículo). Los testimonios de Carromero y Jens Aron Modig parecen diseñados para reforzar lo dicho por el gobierno.

Pero el detalle más revelador es el regaño de Carromero a la comunidad internacional (4,43). Ahí el guionista –porque Carromero dice que leyó un guión– cometió un error que sólo cometen los malos novelistas. Dejó que sus intenciones como autor traslucieran en las palabras de su personaje, sacrificando la verosimilitud de la historia.

En los saltos de talanquera en Venezuela ocurre algo similar. Los discursos de los opositores arrepentidos cuadran demasiado bien con el discurso oficial. William Ojeda condenando el presunto paquetazo, Hernán Nuñez diciendo que la MUD es un cogollo, Ricardo Sánchez denunciando que la oposición se quiere retirar de las elecciones.

Ahí se nota la mano de los cubanos.

Esperemos que a ningún opositor venezolano corra con la misma suerte de Payá.

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