Cómo debatir sobre el legado de Chávez

Lunes, 18 de marzo de 2012

Creo que hay una manera de encapsular en pocas palabras el debate sobre legado de Hugo Chávez.

Lo que los defensores de Chávez citan son reducciones en la pobreza y la desigualdad, y mejoras en la educación y la salud.

Pero lo que no dicen es que ninguno de estos logros es excepcional cuando se compara con los logros en estas mismas áreas de otros países de América Latina, que también se han beneficiado de un boom en los precios de los commodities desde principios de siglo.

The Economist ya mostró que la reducción de pobreza no ha sido excepcional. El crecimiento del PIB per cápita tampoco; de hecho, desde 2008 hemos estado entre los peores (algo que también convenientemente se evade). Las mejoras en salud y educación son reales, pero lejos de milagrosas y de dudosa sostenibilidad. Y la reducción de la desigualdad se puede enmarcar como otra tendencia regional (aunque Venezuela sí está entre los países con menor desigualdad en América Latina).

Al mismo tiempo, tenemos la inflación más alta de la región, una de las tasas de homicidios más altas del mundo, un aparato productivo en ruinas, servicios públicos deteriorados, una grave situación fiscal, menguantes reservas internacionales y un pésimo desempeño en toda clase de indicadores, desde los que miden el estado de la infraestructura y la percepción de corrupción a los que evalúan el desperdicio en el gasto público y la facilidad para hacer negocios.

En resumen, las  mejoras que hemos tenido no destacan al lado de las mejoras en las misma áreas en otros países de América Latina. Pero los otros países, en su mayoría, han logrado estas mismas mejoras sin desmantelar sus instituciones políticas, destrozar su aparato productivo y causar graves distorsiones a sus economías.

Y lo peor: este descalabro nos deja en un posición mucho más vulnerable que los otros países para resguardar los avances de los últimos catorce años si bajan los precios de los commodities.

email

Share