Martes, 11 de septiembre de 2012
Greg Weeks sobre las diferencias entre ésta y otras negociaciones entre las FARC y el gobierno de Colombia (negritas mías):
Another difference is the use of Hugo Chávez. At the time he wanted to play a role and was shut out. Now he is part of the process, as of course is Cuba. The entire process is more likely to succeed if he feels he has a stake in making it work, even if many in Colombia and the United States view it as unpalatable.
No quiero ser quisquilloso, pero estos giros de frase me irritan. La implicación es que el pobre de Hugo Chávez hace un esfuerzo por contribuir al proceso de paz, pero en Colombia le cierran el paso, excluyéndolo de cualquier negociación.
¿Es justa esta caracterización?
Bien, la última vez que Chávez hizo de mediador entre las FARC y el gobierno colombiano fue en 2007-2008, cuando se negociaba con el grupo guerrillero la liberación de secuestrados.
Uribe no tardó en cancelar esa mediación, argumentando que Chávez -a través de la entonces senadora Piedad Córdova- “estaba haciendo gestiones directas con militares de Colombia,” algo que Uribe le había pedido al venezolano no hacer.
¿Fue esto una reacción exagerada?
En retrospectiva la desconfianza de Uribe -probablemente fundamentada en otros factores además de la conversación de Chávez con militares- parece haber sido totalmente justificada. Porque unos meses después, pidiendo que se le otorgara a la guerrilla status de fuerza beligerante, Chávez dijo en la Asamblea Nacional que las FARC y el ELN tienen un proyecto “político, bolivariano, que aquí [en Venezuela] es respetado.”
Toda persona que siga la política venezolana sabe que en el lenguaje oficial la palabra “bolivariano” es, en su definición más amplia, un adjetivo que se aplica a las personas y grupos que tienen una afinidad con el gobierno, y en su definición más ajustada, un mero sinónimo de “chavista.” ¿Es entonces una locura desconfiar de un mediador que estaba dando señales de favorecer a una de las partes, en este caso la guerrilla? ¿Era irresponsable tomarse en serio estas crecientes señales de conchupancia entre Chávez y las FARC -señales, por cierto, que luego se multiplicarían?
Otro factor fueron los videos divulgados por Telesur por esos meses, cuando las FARC liberaron a las secuestradas Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo, en los que se ve a Rodríguez Chacín, en ese entonces ministro de Interior de Venezuela, diciéndole a los guerrilleros que el presidente Chávez “está muy pendiente de su lucha,” que mantuvieran “ese espíritu y esa fuerza” y que podían “contar” con el gobierno venezolano.
Todo esto sin mencionar el uso propagandístico que se le dio a esa liberación y la declaración de Chávez -también por esos días – de que las FARC secuestran con el propósito de realizar canjes humanitarios.
En fin, el cuadro de un Chávez que, pese a su voluntad de colaborar, fue excluido (“shut out”) de las negociaciones es simplista.