Miércoles, 26 de mayo de 2010
Entre los comentadores venezolanos -chavistas y opositores-, se habla mucho de Juan Manuel Santos como un miembro del ala más radical del uribismo. En parte porque el presidente Chávez se ha dedicado a satanizar a Santos. Y en parte porque Santos fue ministro de Defensa cuando estalló el escándalo de los falsos positivos.
En un reportaje Juanita León, editora de La Silla Vacía, muestra una realidad que, como siempre, es más compleja e interesante que los estereotipos. León detalla los esfuerzos que hizo Santos como ministro de Defensa para acabar con los falsos positivos, a veces confrontando la oposición del Comandante del Ejército Mario Montaya, más cercano al presidente Uribe que Santos. León no absuelve a Santos, pero dice que, a diferencia de sus dos antecesores, el candidato del Partido de la U claramente encaró el problema:
Aquí los dejó con un extracto, sobre el caso de Soacha:
El escándalo quizás era muy grande para taparlo, pero en todo caso, lejos de asumir la tradicional actitud de solidaridad de cuerpo, Santos conformó una comisión para investigar el tema.
Creó la figura de inspector delegado para cada brigada que no estaba en la línea de mando y también la de un asesor jurídico operacional para que el comandante de la brigada sepa qué tipo de acciones están acorde con el Derecho Internacional Humanitario.
También sacó una directiva obligando a que el levantamiento de cadáveres fuera realizado solo por fiscales. Es una medida que muchos militares han rechazado porque dicen que entorpece las operaciones militares pues tienen que quedarse cuidando a los guerrilleros muertos mientras llegan los fiscales, pero los expertos en derechos humanos consideran que es un control efectivo para evitar violaciones a las reglas de la guerra.
Santos impulsó la creación de una unidad especial de 20 fiscales para investigar los casos y ordenó a todas las brigadas que entregaran la información requerida tanto por el Coronel Suárez a cargo de la comisión investigadora como a la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
De esa comisión salieron 15 recomendaciones que el Ministerio puso en práctica, incluido un documento con nuevas reglas de enfrentamiento que si no se queda en el papel debería mejorar el récord de derechos humanos de las Fuerzas Militares.
Los resultados de esa investigación sirvieron de sustento para retirar a los 27 oficiales del Ejército, incluidos tres generales, que fueron despedidos de manera discrecional sin atribuirles específicamente estos delitos.
Esta medida – por la cual se granjeó la enemistad de una buena parte del estamento militar- la tomó Santos en contra de la voluntad del general Montoya, quien inmediatamente presentó su renuncia.
PD: Juanita León, por cierto, es una crítica muy aguda e informada de los excesos del uribismo. Por eso es interesante leer lo que escribe sobre Santos y los falsos positivos.
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