Martes, 25 de septiembre de 2012
Ayer Francisco Rodríguez de BofA envió un reporte a sus clientes diciendo que Chávez va a ganar, “muy probablemente” por una ventaja de dos dígitos. ¿En qué se basa? Un grupo de siete encuestas recientes, a juzgar por este artículo de Bloomberg (no he leído la nota de BofA). Este grupo incluye a Consultores 30.11 e Hinterlaces.
Bien, yo no tengo problemas en aceptar que las probabilidades de triunfo de Chávez son altas. De hecho, leer artículos como éste embridan mi optimismo.
Me sorprende, sin embargo, la facilidad con que Rodríguez acepta los números de ciertas encuestas, como si todo lo que importara fuese la data y no las circunstancias y el entorno político en el que operan estos proveedores de data.
No se todavía si el entorno político afecta la confiabilidad que Rodríguez asigna a cada encuesta, pero no pareciera, considerando sus conclusiones. El prontuario y la historia de aciertos y desaciertos de cada encuestadora es importante. Pero también lo es admitir un grado considerable de escepticismo sobre los resultados de algunos sondeos, sobre todo si uno suma dos factores: la evidencia y los fuertes indicios que ilustran que el gobierno es capaz de presionar y comprar voluntades para alcanzar sus objetivos políticos y electorales; y el comportamiento extraño y las extremas divergencias que se han registrado en el mundo de las encuestas durante los últimos meses.
Que la influencia de estos factores sea difícil de medir científicamente no debe llevarnos a descartarlos.
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