Medir el despilfarro

Martes, 2 de julio de 2013

Los brasileños pagan impuestos como los países del primer mundo, pero reciben servicios del tercer mundo. Y esto irrita, como dice Carlos Alberto Montaner:

Thirty-eight percent of the wealth they create, the famous GNP, ends up in the hands of the government. In Canada, where the state educates, medicates and manages satisfactorily, the percentage is 37.3. In Spain, 35.9. The Swiss have built one of the most prosperous states with only 33.6 percent of their GNP.

Esto me hizo pensar en uno de los aspectos trágicos de la era de Chávez.

Durante la última década Venezuela ha recibido la mayor bonanza de su historia gracias al alza de los precios del petróleo. Ningún país en la historia de América Latina ha recibido una bonanza como la que recibió el país bajo Chávez.

Y, cuando el gobierno tiene una capacidad de gasto mucho mayor a la de sus antecesores, se pierden los parámetros de comparación. El aumento en el gasto, y los beneficios que trae ese gasto, no son vistos como producto del boom, sino como producto de la generosidad del presidente.

Entonces es difícil  medir la magnitud del despilfarro, la corrupción y la mala administración. Porque el punto de referencia en el pasado son gobiernos que no contaban con tanto dinero. Un gobierno que gasta ineficientemente 100 bolívares puede ser mejor visto por sectores receptores del gasto que un gobierno que gasta eficientemente una cantidad mucho menor.

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