Sábado, 8 de septiembre de 2012
Dio su conferencia de prensa, con un mensaje perfectamente ajustado al nuevo giro de la estrategia electoral del gobierno y luego desapareció. No se ha sabido nada de él después de su breve declaración; su cuenta de Twitter está muerta; no ha salido a defenderse de quienes lo acusan de vendido ni a matizar o aclarar su posición.
¿Qué está pasando con William Ojeda?
Lo que todo el mundo asume es que lo compraron, lo cual sólo un ingenuo descartaría de antemano. Pero debo admitir que yo no estoy cien por ciento seguro…¿Cómo sabemos que Ojeda no está siendo extorsionado?
Una confesión. Cada vez que he hecho un aporte para denunciar casos como el de Ojeda, me queda siempre una ligera incomodidad en el estómago, producto de una culebrita de duda. La duda viene de pensar que quizá el objeto de mi denuncia está siendo brutalmente extorsionado y eso explica su incomprensible comportamiento. A mí no me queda la menor duda de que el gobierno es capaz de eso y más.
Al mismo tiempo, ¿qué vamos a hacer? ¿No decir nada porque existe esta posibilidad?
Lamentablemente, eso no es una opción.
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