Viernes, 22 de marzo de 2013
Hay algo extraño en la orden del canciller Elías Jaua de “suspender” los contactos entre Estados Unidos y Venezuela por declaraciones de la subsecretaria de Estado norteamericana, Roberta Jacobson.
En primer lugar, es difícil tomar una gran medida contra un país cuando ya se rompieron vínculos diplomáticos con ese país. En vez del gran anuncio de “supender” contactos, el gobierno ha debido romper relaciones con Estados Unidos “ahora sí de verdad.” Suena más dramático.
En segundo lugar, Estados Unidos lleva ya tiempo diciendo lo mismo, sin que Venezuela tome ninguna medida. Lo que dijo Jacobson no representa un cambio ni en la sustancia ni en el tono.
Resulta raro, además, que Venezuela “suspenda” los contactos por el comentario anodino de Jacobson. ¿No es una peor ofensa que Estados Unidos esté planificando un asesinato para matar a Capriles? ¿Por qué no suspendieron los contactos por eso?
La guinda del coctel, sin embargo, es que al parecer, según nos informa Maruja Tarre, Maduro dio a entender en una declaración que él piensa que Roger Noriega y Otto Reich son los agregados militares de EEUU en Caracas cuya expulsión él mismo ordenó.
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