Los nini del desarrollo

Jueves, 4 de julio de 2013

Nancy Birdsall podría tener razón cuando dice que los “strugglers” -ese amplio sector que no es pobre pero tampoco clase media- son el motor principal detrás de las protestas de los últimos años.

Y estos “nini” del desarrollo deberían preocupar al gobierno venezolano.

¿Por qué?

Porque  la suma de endeudamiento y la bonanza petrolera de la última década -la más extraordinaria en la historia del país- han financiado un aumento en el consumo que se ha traducido en una reducción considerable de la pobreza o un aumento significativo del número de nini.

Pero esta mejora no es estructural. Al contrario: es una mejora-de-espuma-en-consumo producto del gasto que es extremadamente vulnerable a cualquier retortijón de la economía, sobre todo ahora que, como algunos sospechan, la década plácida de los países emergentes podría estar culminando. (En 2007 sólo tres de 150 economías emergentes se contrajeron).

Los nini, pues, están ahora en peligro.

Al mismo tiempo, Venezuela sigue teniendo una ingreso por persona alto en comparación a muchos otros país de la región, incluyendo Brasil. No sólo tenemos más nini (o “strugglers”) sino en general tenemos una reserva importante de gente lo suficientemente próspera para alzar la voz y salir a la calle. Y esta gente también está siendo afectada por el estancamiento económico además de la criminalidad, la crisis eléctrica, educativa, etc.

¿Por qué no ha habido ya protestas?

Porque estas cosas son imprevisibles. Este esquema es uno entre otros también válidos a través del cual se puede interpretar la realidad venezolana. Es difícil de determinar por qué las protestas estallan en algunos lugares y no en otros con condiciones similares; o por qué estallan antes o después.  Para parafrasear a Lenin, “a veces pasan décadas y no pasa nada…y a veces en pocos días transcurren décadas.”

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