Domingo, 14 de octubre de 2012
Los mejores periódicos y medios del mundo enviaron a sus mejores corresponsales a Caracas. Y sin embargo, leyendo la miríada de reportajes sobre las elecciones, a veces pensaba todo eran casi iguales. Sabía que había una riquísima materia prima para piezas reveladoras sobre cómo el gobierno había desplegado al Estado entero para movilizar el voto el día de las elecciones, pero lo que veía -con excepciones, claro- era puro reciclaje; piezas que se retroalimentaban unas a otras con los mismos datos, cifras y observaciones, simplemente ordenadas de una manera diferente.
Joseph Poliszuk llenó el vacío en la cobertura de la maquinaria roja. Los dejo con algunos extractos de su excelente reportaje:
Desde temprano, muchos de los votos del Presidente llegaron sobre dos ruedas. Al menos 6.500 motorizados se desplegaron por Caracas, la mayoría centralizados en el Frente Motorizado Franco Arquímedes.
Para ellos no hubo noche, se quedaron en vigilia desde el día anterior implementando una estrategia que habían arreglado previamente con la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela y miembros de la Fuerza Armada Nacional.
Y luego:
No faltó ni la comida. Ese día, el PSUV y sus aliados llenaron las despensas por cortesía de Petróleos de Venezuela. Cada consejo comunal o colectivo recibió las provisiones y designó a algunos de sus colaboradores para que prepararan las raciones de combate para la batalla electoral.
Sulgeidys Maitán cuenta que la empresa estatal la convocó a un galpón de la avenida Sucre de Catia, desde donde regresó a su casa sobre un camión que llevó todos los ingredientes necesarios para preparar el menú que sirvió a sus camaradas del 23 de Enero: arroz para todos y pollo o chuletas como plato fuerte.
La idea era que todos votaran y temprano. Pero después de mediodía las encuestas a boca de urna empezaron a hablar de escenarios cerrados. “Vota, todavía hay tiempo”, puso Venezolana de Televisión en sus pantalla, mientras los dirigentes de base llamaban a los militantes de las listas del 1 x 10 que aún no se habían reportado.
De eso da fe María Sánchez, que coordinó los 26 carros, autobuses y motos que lograron sumar el Comando Carabobo, los consejos comunales de la zona, Pdvsa e Intevep en Paracotos y otras zonas de Los Valles del Tuy: “En la hora de la tarde nos tenían más presionados porque dijeron que íbamos perdiendo en Paracotos; fuimos comunidad por comunidad, contactamos a la personas que tenían las listas del 1×10 y los arrastramos”.
“Con las listas se buscó a la gente”, agrega Sulgeidys Maitán desde uno de los bastiones del chavismo: el sector Las Veredas del 23 de Enero. “Uno como consejo comunal conoce muy bien su sector y si algunas personas no se encontraban en el centro de votación, se les iba a buscar a sus casas y se les acompañaba”.
Y luego, el Estado como niñera:
Ese día la maquinaria roja hizo hasta de niñera: los colectivos y el consejo comunal de Lídice instalaron un colchón inflable en la calle Real para que sus vecinos votaran mientras les cuidaban a los hijos.
En Plaza Venezuela se estacionaron los autobuses de damnificados de Caracas que encontraron refugio en el interior del país. Venían de Barinas, Maturín, Mérida, Valencia, Valles del Tuy y Guarenas entre otras zonas. A los que estaban refugiados en la capital también se les pidió compromiso; desde antes de que saliera el sol varios autobuses buscaron a los damnificados que viven en la Torre El Chorro de La Hoyada.
No les quede duda, esto es sólo la punta del iceberg.
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