Falsos extremos

Sábado, 3 de noviembre de 2012

La aparición de Antonio Ledezma en Aló, Ciudadano fue aplaudida por muchos. Y, aunque creo que fue buena, dijo algo que no comparto.

El alcalde metropolitano señaló que veía en el debate postelectoral dos extremos. Por un lado los radicales que piensan que hubo un fraude electrónico o que andan divulgando desaladas teorías de conspiración; por el otro las personas que hablan del CNE como si fuese un órgano imparcial. Ledezma dice no estar de acuerdo con ninguno de los dos lados.

El problema es que yo no puedo nombrar a un sólo líder, dirigente o comentarista opositor que vea al CNE como un órgano imparcial o medianamente respetable, mientras que sí puedo nombrar a muchos que andan divulgando teorías de conspiración.

A lo que quizá se refiere Ledezma es a que, inmediatamente después de la derrota, Capriles y el Comando Venezuela quizá no fueron muy hábiles articulando el mensaje; palpando el temperamento nacional y previendo de qué maneras comenzaría a ventilarse la inmensa frustración colectiva por la derrota del 7/0 (y cómo algunos oportunistas comenzarían a explotar esta frustración).

En otras palabras, el mensaje se ha podido enmarcar de otra manera, poniendo mucho más peso en las condiciones tremendamente injustas bajos las cuales se había competido; explicando porqué se había aceptado competir bajo estas condiciones; cuidándose mucho de no dar al público “la impresión” de que el terreno electoral desnivelado es una realidad que debemos aceptar como normal, etc.

Pero esto, repito, es una diferencia de forma (cómo comunicar) y no de fondo. Yo no veo una diferencia sustantiva entre la posición de Ledezma y Capriles sobre lo ocurrido el 7/O. Ambos piensan que el conteo de votos favoreció a Chávez, que la cobertura de testigos de la oposición nunca ha sido más amplia, que el CNE no hizo su trabajo, que hubo un grosero ventajismo, trampas, etc.

En cambio, si veo grandes diferencias entre Ledezma y los fraudólogos.

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