Jueves, 20 de agosto de 2009
La semana pasada un grupo de simpatizantes del gobierno venezolano (entre los que se contaban empleados de una televisora oficial) agredió a un grupo de periodistas que repartían folletos en contra de la Ley Orgánica de Educación. La trifulca dejó a más de diez heridos, cuatro de los cuales fueron trasladados en ambulancia a un centro médico. Hay fotos y videos que registran claramente lo ocurrido.
¿Cuál fue la reacción de Hugo Chávez y la Fiscal General Luis Ortega Díaz?
Para Ortega Díaz los periodistas agredidos “actuaron más como voceros políticos que como periodistas, por lo que deben renunciar a sus cargos de periodistas.” Chávez, por su parte, dijo lo siguiente: “Hay focos de violencia que son preparados por la contrarrevolución. Hay hechos lamentables, como el ocurrido con los periodistas. Hay que entender, sin embargo, que ellos no andaban haciendo labor de periodistas, andaban en una marcha, con unas franelas, repartiendo unos volantes, haciendo actividad proselitista contra la Ley de Educación y, según tengo entendido, y hay hasta pruebas, provocando al pueblo.”
De estas declaraciones se desprenden dos conclusiones. 1) Los periodistas no tienen derecho a la protesta política pacífica. 2) Si alguien decide provocar al pueblo repartiendo folletos, el uso de la violencia para contrarrestar estas acciones es entendible, sino legítimo.
Por supuesto, nada de esto es nuevo. Cuando Lina Ron y el colectivo La Piedrita tomaron violentamente un centro cultural en enero, el ministro de Interior Tarek El Aissami dijo que “no se debía estigmatizar a La Piedrita.” Cuando la diputada oficialista Iris Valera le cayó a golpes al periodista Gustavo Azócar, la Asamblea Nacional emitió un comunicado expresando que “atacar a Iris es atacar a la revolución” y el congresista Earle Herrera dijo que Valera había “lavado su honor a puño limpio.” Cuando un grupo de simpatizantes del gobierno cayapeó al líder estudiantil Yon Goicoechea después de una conferencia sobre la reforma en el Pedagógico de Caracas, el diputado oficialista Roberto Hernández dijo “las informaciones que yo tengo es que estos estudiantes [que adversan la reforma] son provocadores y no tienen ningunos planteamientos serios y originan, naturalmente, esas reacciones.”
A este paso pronto las bandas gangsteriles pro-gobierno podrán violarse a cualquier mujer bajo el argumento de que fueron “provocados” por sus brazos descubiertos o sus faldas demasiado cortas.
Otros temas:
- Lea la última Tribuna, Bizarra normalidad.
Share