El camino a seguir

Lunes, 15 de octubre de 2012

Un amigo me escribe que si, considerando lo que revela el reportaje de Joseph Poliszuk, vale la pena participar en las regionales. ¿No es esto una contradicción? ¿Cómo reconciliar el llamado a participar con los abusos y el ventajismo? ¿Cómo reconciliar la duda razonable sobre si es posible derrotar a Chávez en un terreno tan desnivelado con mi insistencia en la participación en las regionales?

Fíjense, yo se muy bien que el futuro no se ve muy soleado. Pero, si no es participar, así sea con trampa y ventajismo, para tratar de preservar y ganar espacios (como ya lo hemos hecho), ¿qué otra opción tenemos? ¿No votar? ¿Abstenernos? ¿Y adónde exactamente nos conduce eso?

Nadie ha ofrecido respuestas claras a estas preguntas. Más bien lo que he notado a diestra y siniestra es un desmoralizador derrotismo.

Por otro lado, los que proponen soluciones más radicales o simplemente cambios de estrategia (masivas movilizaciones, mayor presión al gobierno para nivelar el terreno electoral, abandonar el coqueteo con chavismo lite, etc), tienen que aceptar que participar en las elecciones para preservar espacios no afecta un ápice sus propuestas. Más bien las ayuda y las hace más viables.

Sinceramente, yo no veo ahora una difícil encrucijada. La oposición confronta una panorama de opciones gris, pero al mismo tiempo muy claro. Es decir, no es que tenemos varias opciones buenas. Tenemos una que es mucho mejor que las demás.

Y esa opción es participar con mucho ánimo y espíritu de lucha en las regionales, complementando esta participación con las nuevas ideas que surjan de un debate sobre los aciertos y desaciertos de la campaña de Capriles.

En los próximos años pueden pasar cosas que cambien radicalmente el panorama político y sería una estupidez ceder espacios importantes desde donde luchar y resistir los embates autoritarios del gobierno. Y, por supuesto, desde donde ofrecer una visión alternativa.

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