Miércoles, 15 de febrero de 2012
De la última entrega de Efecto Naím, un reportaje sobre el boom del arte latinoamericano. Por su profesión mi esposa Rebecca viaja mucho a Brasil, y, trabajando en esta pieza con el director y los colegas del programa, comencé a pensar que, en su próxima visita a Rio, Rebecca debía zambullirse en las galerías de arte y comprar un cuadro como inversión. Esto es escandaloso, para un purista como yo, alérgico a todo bípedo que ve el arte fundamentalmente como mercancía intercambiable o símbolo de status. Vea qué fue lo que me descarriló:
Vea el resto del programa aquí. No se pierda “Llegó papá.”
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