Miércoles, 10 de marzo de 2010
El noviembre pasado, cuando Chávez habló de “prepararse para la guerra” con Colombia y ordenó la movilización de tropas venezolanas a la frontera, los gobiernos de Brasil y España se ofrecieron como mediadores en el conflicto.
Marco Aurelio García, el asesor de Lula, declaró que Brasil podía ayudar a forjar un sistema de vigilancia conjunta de la frontera entre Venezuela y Colombia.
Por supuesto, Chávez rechazó la oferta.
¿Por qué?
El presidente se escudó con en el sempiterno argumento de la soberanía. Pero, muy probablemente, la razón del rechazo era otra.
Chávez, en el fondo, sabe que no tiene la razón en el conflicto con Colombia. Una mediación de cualquier tipo es peligrosa, porque puede destapar ante terceros que es él, a todas luces, el principal culpable del deterorioro de la relación. Chávez teme un escenario de diálogo y debate que ponga en evidencia sus ya casi públicos vínculos con las FARC y lo empuje a mejorar una relación que él no tiene el más mínimo interés en mejorar.
Por eso rechazó la mediación de Brasil y por eso ahora pone resistencia ante los esfuerzos de mediación del presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández.
Uribe ya conoce demasiado bien a Chávez. Ya sabe que con Chávez no se puede alcanzar acuerdos mediante el diálogo racional. La única manera de alcanzar un acuerdo con él es pujándolo, asustándolo, castigándolo, sosegándolo, acorralándolo diplomáticamente.
Tratarlo como a un animalito.
Más sobre este tema:
- Enemigo de la razón describe la impermeabilidad de Hugo Chávez al debate racional.
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