Lunes, 6 de agosto de 2012
A través del Facebook de Guillermo T. Aveledo, me entero de esto que publicó en su columna “Corto y profundo” Rafael Poleo:
Leopoldo López merece un destino mejor que el de hacer el niño bueno frente al régimen que lo inhabilitó, y tareas más elegantes que el de chantajear a quienes encendimos la alarma sobre el fraude. Sus declaraciones del jueves son indignas del nivel que tenía hasta que tiró la toalla, posición que puede recuperar si eleva su discurso. Ignorar que el Gobierno prepara un fraude es una idiotez, salvo cuando es una traición. Y Leopoldo ni es idiota ni es traidor. De hombres cabales es afrontar la realidad y semeterla.
No voy a repetir lo ya dicho mil veces en este espacio. Sólo me limito a decir que las columnas de Poleo sí me parecen “cortas,” pero hasta ahí llego.
Ah -y otra cosa: las cinco palabras que puse en negritas demuestran, una vez más, la bajeza, necedad e inmadurez de este dinosaurio de la comentocracia venezolana.
Nunca he entendido porqué la gente lo lee.
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