Jueves, 17 de mayo de 2012
Nunca fui un admirador de Carlos Fuentes. Algunas páginas suyas me parecen magistrales. El pequeño escrito que le dedicó a su esposa Silvia en En esto creo, por ejemplo, lo he releído infinidad de veces. Admiraba su enorme curiosidad, algo que, en estos tiempos de creciente especialización, se ha vuelto muy raro. Pero, de los autores del boom, no estaba entre mis favoritos. (Y aclaro esto para no sentirme o sonar falso con este comentario).
Sin embargo, siempre fue una enorme presencia en las letras latinoamericanas y su muerte me entristeció y la sentí como una pérdida. Me recordó que el boom latinoamericano de literatura, de lejos la mejor generación de escritores en la historia de nuestra región, no es eterno (físicamente).
Los dejo con un retrato de Vasco:
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