Ahí vamos, otra vez

Martes, 9 de octubre de 2012

Como dijo Yogi Berra, el juego no se acaba hasta que se termina. O la oposición se reagrupa rápido para dar la próxima batalla o corre el riesgo de ceder los espacios que tanto le ha costado ganar y recuperar, sin los cuales jamás hubiera alcanzado casi seis millones y medio de votos, prácticamente la mitad del país.

No me malinterpreten. Lo del domingo fue un balde de agua fría. Chávez obtuvo una victoria cómoda, mucho más amplia de lo que muchos esperábamos. Le sacó a Capriles una ventaja de más de un millón de votos y ganó incluso en Miranda.

Pero la oposición goza de un apoyo importante que tiene que aprovechar para, a lo sumo, mantener espacios en las estructuras de poder del país. Si se deja sacar de esas estructuras, para el gobierno va a ser mucho más fácil demolerlas e infligir otro duro golpe a la alternativa democrática. Y no les quede duda que esa es la intención.

La masa opositora está ahí; el reto es simplemente sacudirla hasta sacarla del estupor en el que se encuentra para luego movilizarla. Se ha dicho mucho que, después de su estupenda campaña, Capriles está en una posición ideal para asumir el liderazgo opositor y blindar la unidad. Pues bien, ahí tiene su primer reto. Ahora más que nunca necesitamos a nuestro rock star animando a la gente y recorriendo el país para apoyar a los candidatos a alcaldes y gobernadores.

En cierto sentido las elecciones que se avecinan son una bendición, porque a través de ellas la unidad opositora puede canalizar otra vez, hacia un objetivo concreto, el espíritu de lucha y las energías de millones de venezolanos. Y ayuda que en estas elecciones las ambiciones personales de los aspirantes se funden con las ambiciones de la oposición como conjunto.

No hay que olvidar, además, que cualquier análisis superficial de los pasados procesos electorales revela que si Chávez gana en un estado eso no se traduce en victorias de alcaldes y gobernadores oficialistas en ese mismo estado. Carlos Ocariz y Pablo Pérez, por ejemplo, siguen siendo fuertes candidatos en Miranda y Zulia.

Una última reflexión. Muchas veces la desmoralización es consecuencia de proyectar hacia el futuro las actuales circunstancias. Pero la política, como la vida, no es fija sino fluida. Las cosas cambian con mucha facilidad. El presidente fue sumamente irresponsable compitiendo por un período presidencial de seis años cuando padece de un cáncer que parece ser muy grave. A su vez, vienen por ahí unos duros ajustes económicos que van a golpear duro a todos los venezolanos y muy probablemente provocará que muchos se arrepientan del gravísimo error que cometieron el pasado domingo.

La oposición debe estar lista, dispuesta y en perfectas condiciones para seguir ofreciendo a los venezolanos una alternativa.

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