Sin entrar en especulaciones y dejando a un lado nuestras hipótesis sobre lo que podría estar pasando, ¿por qué la MUD actuó tan torpemente la semana pasada, cuando reaccionó a las (también) torpes declaraciones de Roberta Jacobson en la audiencia del Senado de Estados Unidos?
Fíjense como yo lo veo.
El sector dominante de la MUD tiene en su contra a un sector importante de la masa opositora. Y decir “en contra” es quedarse corto. Los ataques a la MUD son cada día más virulentos. ¿Y en qué consisten estos ataques? En que, básicamente, algunos sectores del MUD parecieran estar jugando para el gobierno. Así estas acusaciones sean desaladas, la percepción existe.
Llega entonces la audiencia del Senado y Jacobson dice que algunos miembros de la MUD le han dicho que no es el momento de aplicar sanciones para aquellos funcionarios venezolanos que estuvieran involucrados con las violaciones de Derechos Humanos.
¿Y cómo reacciona la MUD?
Negando lo revelado por Jacobson pero también rechazando la aplicación de sanciones generales que afecten a toda la población. Pero el problema es que nadie en el Senado está hablando de sanciones generales sino sanciones específicas a violadores de DD HH y quizá boliburgueses.
Para ser justos, Ramón Guillermo Aveledo ha aclarado que “no objeta sanciones de EE UU a funcionarios venezolanos con delitos”.
Pero el hecho es que hubo ambigüedad en la respuesta. La MUD ha podido decir contundemente “negamos lo dicho por Jacobson y rechazamos todo tipo de sanciones porque creemos que no favorecen las negociaciones y el gobierno las va a explotar para aglutinar a su base, desviar la atención, etc”…O ha podido decir “negamos lo dicho por Jacobson, rechazamos sanciones generales pero apoyamos sanciones específicas a violadores de derechos humanos”.
El problema es que la respuesta estuvo en un terreno en el medio. Y esta ambigüedad ha comprensiblemente fortalecido las más radicales teorías de conspiración.
A esto se suman dos cosas: el reporte de HRW y la más reciente ola represiva. Si el gobierno sigue reprimiendo ferozmente a la población mientras dialoga con la oposición, ¿es tan irracional pensar que Maduro no tiene la más mínima intención de ceder en puntos importantes y que quizá busca con el diálogo desmovilizar a la oposición y dividirla? ¿Es tan irracional que la MUD le exija al gobierno un grupo de condiciones mínimas para seguir dialogando -por ejemplo, el cese inmediato de la represión?
Por otro lado, HRW nos ayuda a imaginar lo que debe estar pasando en este momento mientras el gobierno dice mostrar disposición a avanzar a través del diálogo.