Jueves, 28 de febrero de 2012
Parte del problema es que las alcaldías, cuyo presupuesto es ya menor al de los CC, no se dan abasto. Algunos municipios son simplemente demasiado grandes. En Francia, como bromea Croes, “hay un alcalde en cada calle.” El municipio Libertador tiene apenas un alcalde con dos millones de habitantes.
Pero además del alcance limitado de las alcaldías hay otro factor clave.
Croes me cuenta que muchos alcaldes le han expresado que el trabajo en los barrios es sumamente difícil por la inseguridad. Se inicia una obra y luego no se termina porque se roban el camión con los materiales o asaltan a los trabajadores provocando que los demás renuncien. A los alcaldes mismos les da temor exponer a sus trabajadores a esos riesgos.
Pero los CC no tienen ese problema. Si la iniciativa sale del mismo barrio, y los vecinos mismos están involucrados en la obra, las garantías de seguridad son mayores. Este, según Croes, es uno de los aspectos positivos más subestimados de los CC, el otro siendo la sensación real de empoderamiento que estos consejos han inspirado en muchos habitantes de los barrios. Es decir, la sensación de que alguien los está ayudando (con recursos) para ellos mismos resolver sus problemas.
¿Tienen los habitantes del barrio la capacidad técnica y administrativa para llevar a cabo estos proyectos?
Ya he dicho antes que éste es uno de los principales problemas que veo en el concepto de los CC, pero Croes matiza la crítica diciendo que, aunque esto es cierto, muchos de estos proyectos son fáciles de ejecutar. Y, una vez más, la alternativa a algo mal hecho o mal reparado es algo que no se hace o no se repara.
Nadie duda del impulso autoritario que se embosca debajo de la política del gobierno de superponer el Estado Comunal a las estructuras de poder municipales y estatales con la intención de desplazar gradualmente estas instancias hacia la inexistencia. Nadie duda del carácter clientelar de los CC y del caos jurídico que resulta de su creación. Nadie duda que el gobierno ha buscado politizar los consejos y que se ha podido buscar maneras más ordenadas y muchísimo más eficientes, rentables, sostenibles y transparentes de ayudar y asistir a los habitantes de los barrios más pobres.
Pero sorprende ver cómo de este experimento podemos extraer valiosas lecciones.