Martes, 1 de mayo de 2012
Estados Unidos dice blanco; Hugo Chávez dice negro. Pocas cosas le gustan más a Chávez que estar en el bando contrario del imperialismo yanqui.
Pero en el debate sobre la legalización Chávez y el oficialismo han estado sorpresivamente silenciosos (y del lado de los yanquis). Y, cuando Chávez se ha pronunciado, ha sugerido que la legalización le parece un disparate.
Si hay que dar una pelea contra EEUU, si hay un caso que de verdad justifica tomar una posición antagónica y también tratar agrupar a los latinoamericanos para presionar en conjunto al gobierno estadounidense a que cambie su posición (algo difícil porque en Latinoamérica no hay conscenso), esta batalla es la de la lucha antinarcóticos.
Nada sería mejor que ver a Latinoamérica presionando a EEUU sobre el tema de la legalización con la misma unidad y chutzpah con que presionan para que se levante el embargo.
Chávez, sin embargo, no parece interesado en involucrarse en esta debate, un debate, por cierto, que le daría enormes réditos políticos internacionales y que, además, es muy fácil de ganarle intelectualmente a los estadounidenses.
¿Por qué no lo hace?
Algunos andan sugiriendo que no lo hace por su relación con el narcotráfico. Y este reporte de ABC, en el que Aponte Aponte presuntamente reveló a la DEA que Chávez recibe informes semanales sobre las operaciones de narcotráfico realizadas en Venezuela, pareciera reforzar este argumento (si se puede confiar en las fuentes de ABC y en Aponte Aponte).
El punto es simple. A nadie le conviene menos que al crimen organizado una movida hacia la legalización de las drogas. Y por eso existen presiones dentro del gobierno venezolano contra la legalización. Las líneas, claro, no son tan nítidas. No es que Chávez dice “me beneficio del narcotráfico y por eso me opongo a la legalización.” Pero sí sería de uno de esos casos en el que las líneas geopolíticas de un gobierno se confunden con los intereses comerciales de sus socios criminales.
¿Es esto factible?
Sí lo es. Pero a mi esta hipótesis me parece desalada. En primer lugar, no creo que el narcotráfico vea la legalización como un peligro inminente que justifique un esfuerzo de lobby con sus socios en el gobierno de Venezuela. En segundo lugar, si tengo que especular, diría que el gobierno ni siquiera se ha planteado las cosas en estos términos. No creo, ni siquiera, que Chávez esté bien informado sobre el debate en torno a la legalización.