¿Kingmaker?

Jueves, 17 de noviembre de 2011

Las encuestas se han mantenido relativamente estables en la carrera electoral para elegir a un candidato opositor. Ningún candidato ha pasado a otro candidato. Los cuatro que compiten han permanecido en el mismo lugar, Pablo Pérez después de Capriles, López después de Pérez, María Corina después de López, etc.

Esta estabilidad o falta de volatilidad sorprende, sobre todo si la comparamos con la carrera electoral de los republicanos en Estados Unidos o con las recientes elecciones presidenciales en Perú o Colombia.

¿Afectó el debate esta inamovilidad?

Los debates normalmente no son game-changers. Son una minoría las personas que cambian de opinión después de un debate. Y las posibilidad de que este debate entre opositores moviera las encuestas son aún menores, porque los candidatos operaron bajo fuertes restricciones: 1) el formato; 2) la importancia de preservar la unidad; y 3) el debate no se transmite en medios de alcance nacional.

Yo creo que hay espacio para un cruce de ideas más dinámico dentro de la unidad, pero entiendo que los candidatos no quieran tomar el riesgo de ser vistos como divisores (y comparto, además, la filosofía de cuidar la unidad como si fuera de porcelana).

Por eso, si algo puede mover las encuestas no son los debates, sino las alianzas.

Y sólo una dupla -Pablo Pérez/Leopoldo López- podría cambiar el panorama.

Imaginemos que López considere que tiene un proyecto y visión de país compatible con el de Pérez.

¿No sería razonable pactar con él? ¿Decir quién esté abajo en las encuestas para determinada fecha apoyará al que está arriba? ¿Y no le conviene a Pérez -incluso más que a López- aceptar?

Para López alcanzar a Capriles en las encuestas es un tarea con pocas probabilidades de éxito, sobre todo con Pablo en el medio, pero alcanzar a Pérez es más probable. Y si supera a Pablo, y luego Pablo -y la maquinaria de AD- lo apoya a él, derrotar a Capriles sería posible o al menos más probable, así los votantes de Leopoldo y Pablo sean más distintos entre ellos que los de Henrique y Leopoldo.

López, por lo demás, podría negociar mejor -pedir más cosas a cambio- apoyando a Pérez que a Capriles, porque Pérez lo necesita más. (Lo mismo se podría decir de María Corina).

Todo esto me vino a la mente leyendo en Tal Cual sobre los rumores de una posible alianza entre Pérez y López (alguien, al parecer, escuchó a Graterón confirmar este rumor).

Los incentivos para esta alianza son, de parte y parte, muy poderosos. Y los políticos olfatean estas cosas con mucho más rapidez que los escritores.

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